lunes, 5 de diciembre de 2022

Antologías y discos

Publicado originariamente en: Antologías y discos

Si el mes pasado os hablé de los libros individuales que he publicado, hoy os voy a hablar de algunas de las antologías y discos (sí, habéis leído bien, he participado en dos discos 🙂) en los que he tenido el honor de participar. Dejo para los siguientes artículos algunas publicaciones que, por unos u otros motivos, quiero comentar aparte. Así que ahí vamos. Empezamos.

Ya el mes pasado os hablé de los cuatro libros que tengo publicados. Pero, como buena “rabo de lagartija” que soy (así se refiere mi madre a las que, como yo, somos culos inquietos que no paramos), he participado en muchas otras publicaciones.

La primera publicación en libro en la que participé fue en el año 1999 se llamó 27 de 7: antología de poesía joven, haciendo referencia a que se publicaron 27 poemas de 7 poemas. La edición estuvo a cargo de Arturo Ledrado, de quien ya os hablé en el artículo del mes pasado, y de la Asociación Prima Littera, por aquel entonces la más activa a nivel literario en Rivas Vaciamadrid, el municipio donde yo vivo. Me incluyó entre un grupo pequeño de poetas jóvenes del momento. El librito de pequeño formato es muy bello. Tiene alguna errata importante en mi parte, ya que uno de los poemas está cortado. Pero intenté remediarlo añadiendo una “fe de erratas” a todos los ejemplares que pude. Mi fotografía la realizó un jovencísimo Javier Gamonal y es una de las fotos más bonitas que tengo.



Durante muchos años, Pablo Blaya y yo estuvimos coordinando una sección de creación literaria en la  revista Zarabanda, que se publica en Rivas Vaciamadrid y que se llamó “Con voz propia”. Allí dábamos voz a todos aquellos que nos quisieran enviar sus versos. Con la gente que participó  mayoritariamente en esta sección conseguimos sacar una antología en el año 2003 junto con la Concejalía de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid. Contamos con la ilustración de la cubierta de Egodea, de quien ya os he hablado también. La presentación del libro fue en el Salón de Actos del Centro Cultural Federico García Lorca y fue un acto precioso y muy multitudinario donde pudimos poner rostro a muchos de nuestros colaboradores de aquellos tiempos.

Con motivo de mi participación en la Red de Arte Joven de la Comunidad de Madrid, de la que ya os hablé el mes pasado, se organizaron unos pocos recitales de poesía en la Casa del Libro de Gran Vía de Madrid. Se publicaron dos libros que recogen estos recitales en la editorial Hiperión (sí, estoy publicada en un libro de la gran Hiperión, ay). Yo fui incluida en el segundo de ellos: Los jueves poéticos II : recitales de jóvenes poetas. Para mí fue algo muy emocionante. Y ocurrió en el año 2007. El mismo año en el que fui madre.

De estos recitales de jóvenes poetas surgió mi siguiente participación en una antología. Esta vez en Italia. En los recitales que se organizaron en la Casa del Libro, nos presentábamos los poetas en cadena: a nosotros nos presentaba el que había dado el último recital, y en el siguiente nosotros éramos quienes hacíamos la presentación al siguiente participante. Así conocimos a Annelisa Addolorato. Gracias a ella conocí la palabra “falena” y me pareció un descubrimiento mágico. Annelisa es una grandísima escritora. Os recomiendo que la busquéis y la leáis. Ella publicó, en Milán en el año 2009, el libro:  Generación tuteo. Red(es), arte, sociedad. Cultura española siglo XXI. En este libro nos dedicó un capítulo conjunto a Pablo y a mí. Creo que, visto en la distancia, hubiera estado mejor daros a cada uno nuestro espacio, pero desde luego en ese momento fue una decisión acertada y realista. 

Unos años después, y por culpa de Javier Gil y La Poesía es un Cuento me presenté al concurso de microrrelatos que organizó el Bardeblás en 2011 y mis dos relatos fueron seleccionados y publicados.


Y ya más recientemente, en los años 2018 y 2019 he salido publicada en dos antologías preciosas de las que estoy muy orgullosa, porque son fruto de encuentros literarios muy enriquecedores y de los que guardo muy buen recuerdo:

En medio, puedo decir, además, que aparezco hasta en dos discos. Y no sólo recitando 😉

Prácticamente todas estas publicaciones las podéis encontrar, como siempre, en bibliotecas y librerías.

Como dije al principio, también he participado en unas cuantas antologías más recientemente, pero a ellas les deseo dedicar, a cada una de ellas, un capítulo especial. Así que nos vemos el mes que viene. Nos seguimos leyendo. 


TEJIENDO EN LA SOMBRA



Tejiendo y leyendo y escribiendo y viviendo y soñando y amando y… y todo lo que hago siendo todo lo que soy. Ahí estoy yo, intentando sobrevivir en una gran ciudad donde me siento hormiga, caracol o tortuga, leyendo, escribiendo y recitando poesía, siendo madre, trabajadora y poeta de guardia, como decía nuestra querida Gloria.


Me llamo Pilar Escamilla Fresco y si quieres saber de mí búscame aquí: www.caradeluna.es


© Jesús Mandriñán


Pero ante todo lee poesía, lee poesía todos los días de tu vida.

Y si tienes hijos e hijas, léeles poesía.

Sin poesía, no hay vida.


domingo, 6 de noviembre de 2022

Los libros de Pilar

Publicación original: Los libros de Pilar

Creo que no me recuerdo sin algún cuaderno empezado, sin mis bolis de colores ni mis ganas de escribir. Creo que llevo escribiendo toda la vida. Diarios, cartas, relatos, poemas… Lo importante era vomitar lo que tenía en la cabeza y que no me dejaba seguir pensando. Demasiadas voces hablando sobre demasiados temas. Al menos, en el papel, les doy forma y las hago callar, a ratos. Puede que fuese fruto de mi yo-lectora-insaciable. Pero sea como fuera, el caso es que siempre tenía uno o varios libros leyendo (y con frecuencia, de niña, de edades recomendadas mayores que la mía) y uno o varios cuadernos empezados con distintos escritos.

Cuando sales de los diarios y escribes ficción hay algo en ti que te empuja a enseñar lo que haces, a mostrarlo, a buscar la opinión de los demás. En la escuela enseñé con mucha ilusión un relato que mi yo niña había escrito. Se lo enseñé a Doña Aurora, que así se llamaba mi profesora de Lengua y Literatura. La mujer debió pensar que nunca había visto algo tan mal escrito y con tan poca gracia que me dijo que se me daban muy bien las matemáticas, que me dedicase a esas cosas mejor. Pero soy cabezota. Y además, es que no puedo elegir. Tengo que seguir leyendo. Tengo que seguir escribiendo. Tengo que seguir respirando. Y así llevo años, y años, y años.

He tenido siempre ganas de ver publicados mis textos. En el instituto colaboré con el periódico del centro, que llamamos “8,30”, como la hora a la que empezaban las clases. También colaboré con la publicación Babar haciendo reseñas de lecturas infantiles principalmente. Y llegué a la universidad con un taco inmenso de poemillas y con muchas ganas de mostrarlos. También escribía relatos y participé en un concurso de una emisora de radio. Mi relato fue premiado con un lote de libros y la lectura del mismo a través de las ondas. Estaba emocionada.

En algún momento llegó a mis oídos la Red de Arte Joven de la Comunidad de Madrid. Organicé algunos de mis textos y los entregué. En aquella época era todo presencial y en papel, así que allí me planté, estaban cerca de Gran Vía y fui a saludarles y a entregarles una muestra de lo que hacía, que estaba escrito a máquina. Sí, a máquina. No con ordenador. Con máquina de escribir. Me trataron muy bien, me tomaron los datos y me explicaron que si encajaba me llamarían para dar algún recital de poesía joven en los locales que la Comunidad tenía adheridos. Tardaron muy poco en llamarme. Y me puse de los nervios. Tenía que dar un recital de poesía. Estuve practicando y seleccioné textos para leer en unos 50 minutos. Creo que los leí todos en menos de diez minutos. Histérica, casi sin pronunciar y metiendo el acelerador. Aún así, me volvieron a llamar. Y ya esta segunda vez me preparé mejor. Y lo hice intentando leer despacio, pronunciar las palabras, hacer las pausas. Conseguí hacerlo mejor. Pero aún así, no separaba mis ojos del papel, no miraba a nadie, y casi que mejor que nadie me mirase, porque era penoso, para qué engañarnos.

Por aquel tiempo entré en contacto con un grupo de jóvenes que estaban organizando, en residencias universitarias, un ciclo de canción de autor que se llamaría Ojalá’97. Allí conocí a mi “caballero de los ojos verdes”, mi hermano elegido. Una persona con una luz interior tremenda a la que quiero con locura. Y que nos hemos acompañado desde entonces. Agustín Alegre es músico, cantante y escribe muy bien, aunque le cueste mucho mostrar sus textos. Además, tiene unas tablas en el escenario que ya nos gustarían a los demás. Él me ayudó a prepararme el tercer recital que di con la Red de Arte Joven (bueno, y después muchos más, pero este fue el primero). Me enseñó a declamar, a mirar al público, el lenguaje corporal, a proyectar la voz, a hacer silencios y susurros, a jugar con mi voz. Menos mal. Ese recital fue un éxito brutal. Llené un auditorio, pequeño, pero auditorio. Me acompañó Agustín a la guitarra. E invité a mi prima Susi a leer unos textos conmigo en el escenario. Ése fue el principio. Y ahí conocí al que luego sería mi marido, el padre de mi hija y que actualmente es mi exmarido… pero cada cosa a su tiempo.

Estaba emocionada. También conocí a Arturo Ledrado, una persona muy inquieta y muy activa en Rivas Vaciamadrid, municipio donde yo vivía y vivo actualmente. Me propuso participar en una antología de poesía joven que llamaron “27 de 7” porque eran 27 poemas de 7 poetas. Ahí estoy yo. Mi primera publicación.


Pero de las antologías hablaré en otro artículo. Ahora, en este artículo, quería centrarme en mis publicaciones propias. Como dije arriba, en ese recital conocí a la que fue mi pareja durante muchísimos años. Con él realicé mi primera publicación propia. Se publicó en el año 2002 y se llamó “Perfil de sueños” y era un libro reversible. Por un lado estaban mis poemas. Le das la vuelta al libro, y por el otro están los suyos. De mis textos puedo decir que la mayoría son tremendamente adolescentes e inmaduros. Ahora los leo y sólo puedo sonreír con cariño y sentir algo de vergüenza. No me extraña que ninguna editorial me tuviera en cuenta. Son muchos muy malos. Pero ahí están. Diciéndole al mundo de dónde vengo. Hay poemas tristes, poemas de amor, poemas sobre el dolor, un poema al diablo… Hasta hay acrósticos escondidos. Pero como digo, nada que sea digno de ser recordado. Este libro fue autoeditado. Las ilustraciones de las cubiertas las hizo nuestra amiga Cris, cuyo nombre artístico es Egodea. Y salvo que alguien lo haya puesto a la venta de segunda mano, no lo vas a encontrar más que en alguna biblioteca (pero en muy pocas, sinceramente).

Mi segunda publicación también fue autoeditada. Se llamó “Mi sombra sombra la falda de la montaña”. Lo publiqué diez años después, en 2012. Estaba en un momento personal de metamorfosis y mi escritura estaba empezando a ser radicalmente distinta a lo que siempre había sido. Me sugirió un amigo que publicase una selección de lo que tenía escrito hasta ese momento a modo de cierre de etapa. Y así lo hice. También fue autoeditado. La ilustración de la cubierta también la hizo Egodea. Tiene bastante mejor calidad que el anterior, aún así, me siento muy alejada de sus textos y corregiría casi todos, por no decir que la mitad los tiraría a la basura. De ahí rescataré unos cuantos, emotivos, sinceros y que me siguen emocionando. Los poemas a mis abuelos, a mi madre, y los cinco poemas de amor más bonitos que he escrito (o que creo que he escrito). Al igual que el anterior, este libro ya no lo vas a encontrar en ningún lado. Quizás alguna librería de segunda mano, probablemente dedicado para alguien que ya no quiere conservarlo. Y quizás, también, en alguna biblioteca.

La tercera publicación fue en el año 2015 es ya con el sello editorial Lastura. Se tituló “(H)Ojeándote” y fue co-editado. Agustín dirigió una exitosa campaña de crowdfunding para poder financiar mi parte y para, además, y por fin, pagar a Egodea su magnífica labor como ilustradora. Y es que ella hizo no sólo el diseño de cubierta sino también las ilustraciones interiores del libro. Es éste un libro completamente distinto a los dos anteriores. Me siento más cómoda con el lenguaje que utilizo. Es un libro intimista donde podréis hojearme mientras ojeáis su interior. Además, y con la excusa de la campaña de crowdfunding, grabamos algunos videopoemas de los que estoy muy orgullosa. Puedes verlos en esta playlist: videopoemas. Este libro, como los anteriores, también está agotado en todas partes y sólo se puede encontrar en bibliotecas o en librerías de segunda mano.

Y mi última publicación individual es del año 2018. Atención, spoiler. también está agotado y sólo puede conseguirse en bibliotecas o librerías de segunda mano. El libro se llamó “Manual para borrarte de mi recuerdo” y lo publiqué con sello editorial, y, por primera vez, sin aportar ni siquiera una parte de la edición. He de agradecer al editor que apostara completamente por mí y me publicase este poemario. El texto es aún más distinto a lo anterior que he publicado. Además, incluye una serie de fotografías que he realizado yo y que van en relación directa con los textos que acompañan. La ilustración de la cubierta la realizó Rosa María Berlanga, amiga, poeta e ilustradora. Aún así, hay algunas cosas que podrían haberse mejorado, porque, por ejemplo, en el registro de la Agencia Española del ISBN el título del libro ha derivado desde el que es (“Manual para borrarte de mi recuerdo”) a “Manual para borrarte del mapa”.

A ver, que no digo yo que a quien se lo dediqué no quisiera borrarlo del mapa, pero vamos, tampoco era mi intención. Con borrarlo de mi recuerdo era más que suficiente. He intentado corregir este error de registro y parece que aún no se puede, pero queda esta anécdota como algo divertido… ¡espero! En mi canal de Youtube tengo colgada la presentación de este libro en la que participaron el músico Daniel Hare, la actriz Maricarmen González Oveja y las poetas Rosa María Berlanga y Beatriz Ruiz, todos grandes amigos míos y a quienes quiero con locura. Puedes verla en este enlace: presentación de “Manual para borrarte de mi recuerdo”.

Y hasta aquí mis publicaciones individuales, más o menos. En los siguientes artículos os hablaré de otras publicaciones en las que participo, antologías, homenajes, etc. Por ahora ya no os doy más la lata. Bueno, una última cosita: estos libros los he colgado de manera gratuita en mi web. Así que si quieres leerlos en digital, ahí los tienes, descarga libre, gratuita y legal, ya que soy yo misma quien los comparte.

TEJIENDO EN LA SOMBRA


Tejiendo y leyendo y escribiendo y viviendo y soñando y amando y… y todo lo que hago siendo todo lo que soy. Ahí estoy yo, intentando sobrevivir en una gran ciudad donde me siento hormiga, caracol o tortuga, leyendo, escribiendo y recitando poesía, siendo madre, trabajadora y poeta de guardia, como decía nuestra querida Gloria.

Me llamo Pilar Escamilla Fresco y si quieres saber de mí búscame aquí: www.caradeluna.es

Pero ante todo lee poesía, lee poesía todos los días de tu vida. Y si tienes hijos e hijas, léeles poesía. Sin poesía, no hay vida.

domingo, 9 de octubre de 2022

¿Qué hay de nuevo, vieja?

Publicación original: ¿Qué hay de nuevo, vieja? 



Llevo bastante tiempo desaparecida de la vida pública. Apenas hago presencia más que en estos artículos que publico mes a mes en MasticadoresFEM. No tengo ni actualizada mi página web. He desaparecido de las redes sociales. Prácticamente no estoy en ningún evento y, si voy a alguno (muy, muy contados), es de público. Hago poco caso al móvil y sí, quedo con algunas de mis vidas cercanas, pero es algo muy seleccionado y con cuentagotas. Algunos de mis amigos me preguntan ¿qué te pasa, Pilar? ¿estás bien?

He de decir que sí, que estoy bien, que hace mucho tiempo que no estaba tan bien. Que estoy en un momento de paz mental y personal, disfrutando de la vida, de mi hija, de mi familia elegida. Pero hago eso: saborearles despacito. Estoy leyendo mucho, escuchando música, nadando casi a diario, y tratando de retomar rutinas y hábitos de estudio de cara a unas oposiciones que necesito conseguir sacar. Quizás esté un poco tortuga o caracol, pero he de reconocer que esto es lo que necesito ahora.

Los que me conocen saben que he pasado unas cuantas, pero unas cuantas montañas rusas. Que he peleado contra gigantes de viento no inventados, contra monstruos y contra el pasado. Incluso contra mi Cthulhu personal, que soy yo misma. Son batallas, algunas, que sigo manteniendo, pero ya no me quitan el aire. Y este poder respirar me está permitiendo saborear la vida un poco más despacio, y con más ganas, sin atragantarme ni atiborrarme por ningún atracón desesperado. Y sin necesidad, pues, de vomitar nada.

En mi mente hay una banda sonora con 4 Non Blondes a grito pelao en la carretera, conduciendo sola y con las ventanillas bajadas. Para, justo al acabar la canción, llegar a donde sea que voy, asomarme a la ventana del coche y decir, como aquel conejo de dibujos animados “¿qué hay de nuevo, viejo vieja?”.

Y como esta sección va de rescatarme, y todos sabemos que a las princesas mujeres no se las rescata, se les deja vivir y elegir su vida, vengo ahora unos meses a hablaros un poco de mis publicaciones, de qué he ido haciendo desde hace tiempo, de qué libros tengo publicados, en cuántos participo, etc. Y compartiré, también, algunos de mis textos más escondidos, los que sólo pueden ser leídos si conoces, con suerte, el lugar donde están publicados.

Por ello, acompañadme estos meses que vienen. Cantad conmigo todo lo alto que podáis. Asomaos a la ventana de mi coche y entrad en mi vida para saber, un poco, sólo un poco, qué ha sido de esta vieja amiga que está, simplemente, respirando. Ya sabéis, no se da ningún paso atrás, sólo se frena el ritmo para coger aire y seguir avanzando. Y ahora, queridos míos, estoy cogiendo aire.


TEJIENDO EN LA SOMBRA

Tejiendo y leyendo y escribiendo y viviendo y soñando y amando y… y todo lo que hago siendo todo lo que soy. Ahí estoy yo, intentando sobrevivir en una gran ciudad donde me siento hormiga, caracol o tortuga, leyendo, escribiendo y recitando poesía, siendo madre, trabajadora y poeta de guardia, como decía nuestra querida Gloria.

Me llamo Pilar Escamilla Fresco y si quieres saber de mí búscame aquí: www.caradeluna.es

Pero ante todo lee poesía, lee poesía todos los días de tu vida. Y si tienes hijos, léeles poesías. Sin poesía, no hay vida.

viernes, 16 de septiembre de 2022

Descubrir las huellas femeninas en nuestros lugares practicando el geocaching


Entrevista realizada por Mercedes G. Rojo a Pilar Escamilla con motivo de su afición al geoaching.


A partir de la experiencia y la propuesta de nuestra colaboradora Pilar Escamilla Fresco, conoceremos una Astorga en Femenino que ella misma ha creado y nos acercaremos a otros recorridos ya existentes

Por Mercedes G. Rojo

Sección: Miscelánea en rojo

Sábado, 17 de septiembre. 2022

En el mundo de la visibilización femenina aún queda mucho trabajo por hacer. Por ejemplo, seguro que nuestras localidades esconden trocitos de historia (unas veces más cotidiana que otra) de mujeres que pasaron por sus calles dejando su impronta de alguna manera. Algunas veces dicha huella se ve reflejada en algunos monumentos, en el nombre de calles, parques o rincones,… ¡pero otras…!

Pues bien, nuestra compañera Pilar Escamilla Fresco, ya sabéis ferviente colaboradora de nuestro MasticadoresFEM en el que comparte entrada cada dos semanas con nosotros/as, alternando temática, ha querido aprovechar una de sus actividades favoritas el geocaching para, al tiempo que satisface su curiosidad sobre los lugares que visita, incitar a otros posibles aficionados a esta modalidad turística a conocer alguno de esos destinos, en esta ocasión en clave femenina. En concreto, la localidad de Astorga.

Como es lógico, siendo de allí, me ha encantado la idea que puso en marcha el pasado mes de agosto, aprovechando una de sus periódicas visitas a la zona. No es su primera propuesta en el geocaching, pues ya tiene algunos cachés publicados en Rivas, localidad en la que vive y trabaja, aunque sí es su primera propuesta en clave femenina, así que se me ha ocurrido entrevistarla al respecto para que conozcáis de primera mano en qué consiste esta nueva experiencia. Por si queréis aprovechar a hacer una visita diferente si pasáis por el lugar, uno de los hitos más importantes del Camino de Santiago, donde se unen –al Camino Francés, que es el más conocido de todos ellos-, los caminos que vienen desde otras direcciones, siempre con Santiago de Compostela como destino final. Y ¡quién sabe!, si también sentís afición por el geochaching, en cualquiera de sus modalidades, tal vez os animéis a realizar propuestas similares (“en femenino”, digo) para vuestras propias localidades o para aquellas que consideréis merecen la pena ser conocidas desde tal punto de vista.

Como dice la propia Pilar, “arenita a arenita conseguiremos hacer playa”, así que aquí va su entrevista y que cunda el ejemplo.

A PROPÓSITO DE… ENTREVISTA A PILAR ESCAMILLA FRESCO

Pilar, me ha encantado esta propuesta que has puesto en marcha pero deberíamos comenzar por el principio. Para quienes como yo no tienen muy claro a qué nos estamos refiriendo ¿Qué es exactamente eso del geocaching y cómo se practica?

En algunos sitios dicen que el geocaching es una nueva modalidad de encontrar tesoros. Yo creo que esto puede llevar a error. En realidad es un juego que mezcla visitar sitios con buscar cosas. Los jugadores escondemos “cachés” que, la mayoría de las veces, son cajitas tipo estanco (cajitas metálicas de chicles o de plástico de medicamentos, en esto somos muy recicladores) que dentro esconden un papelito (logbook) que hay que firmar. Gracias a la ayuda del GPS, cuando vas a los sitios puedes ver qué hay escondido, buscarlo y, si lo encuentras, firmarlo. Luego te apuntas las firmas también en la página web o en la app y vas ganando puntos conforme encuentras más. Si consideras que una cajita con un papelito dentro, escondida en cualquier sitio, es un tesoro (yo sí lo considero) esto es el geocaching. Pero que no espere la gente encontrar regalos o cosas muy valiosas porque eso no es el objetivo del juego. A mí me ayuda mucho a moverme, a caminar más (si veo que hay un caché a, por ejemplo, quinientos metros, pues ya tengo el camino de ida y el de vuelta, jajaja), y a conocer sitios nuevos, ya que cuando vas a cualquier ciudad estos “tesoros” a veces te llevan a partes menos conocidas pero muy interesantes que, de otra forma, igual no visitarías.

He creído entender que hay varias modalidades ¿nos puedes hablar de ellas y de lo que cada una aporta?

Como he dicho, en el geocaching lo que se buscan son cachés. En un resumen muy breve hay varios tipos de ellos:


Acreditándose ante un caché tradicional: las cajitas con papelito que he dicho antes. Algunas veces, si el lugar lo permite, son contenedores más grandes que permiten el intercambio de pequeños juguetes, pero esto no es lo más habitual en zonas urbanas porque el terreno de la ciudad no permite esconder cajas muy grandes.

  • earthcachés: suman a este juego la geología. Suelen hacer preguntas sobre rocas y otros materiales que puedes responder sobre el terreno, cumplir unos requisitos (que suelen ser publicar una foto que demuestre que has estado allí). En estos no hay caché físico que encontrar, pero sí sitios muy interesantes que descubrir.
  • virtuales: te llevan a sitios imprescindibles, más o menos conocidos. Como el earthcaché, normalmente hay que responder a alguna pregunta y publicar una foto que demuestre que has estado allí. Tampoco hay caché físico, pero te pueden llegar a enseñar los sitios menos conocidos y más curiosos.
  • mistery: son un caché tradicional en el que las coordenadas finales están «escondidas» bajo un juego de ingenio en el que tienes que averiguar cosas dispares escondidas en la descripción del caché 
  • adventure lab: estos también son virtuales, son como las gymkanas, pero dándole una vuelta. Suelen tener una media de cinco paradas, que pueden ser o no secuenciales. Te proponen rutas y te ayudan a visitar y a conocer los sitios que visitas. Cuando llegas a cada una de las paradas propuestas, se te activa una pregunta que tienes que resolver con los elementos que encuentras en el terreno. Algunos labs, al final, tienen un bonus o caché extra que sí es físico y que sólo cuando has realizado el lab completo puedes ir a buscar y firmar.
¿Qué tipo de público participa principalmente en este tipo de actividades?

Pues te sorprendería, ya que es todo tipo de público. Hay gente de todas las nacionalidades ya que es un juego que está en todo el mundo, y de todas las edades. Hay gente joven, público adulto de todas las edades, familias, etc. Es decir, no podría decirte qué tipo de público porque cualquiera encaja entre los jugadores que practicamos el geocaching.

¿Cómo llegas tú a proponer o idear la realización de una ruta dentro de este marco de actividad? ¿Por qué en Astorga y por qué en femenino?


Las adventure labs que antes he comentado no las puede publicar cualquier jugador. Normalmente son los administradores de la web a nivel internacional (que están en Estados Unidos, creo) los que, conforme vas jugando y obteniendo puntos te van dando acceso a más características. Yo solicité la creación de una adventure lab (como muchísima más gente) sabiendo que era poco probable que me la adjudicaran. Pero lo hicieron. Y me vi con la posibilidad de crear esta aventura tipo gymkana. Y claro, había que aprovecharla bien. Yo normalmente resido cerca de Madrid. Pero esta zona está sembradita de adventure labs. Astorga es mi ciudad familiar, adonde acudo en verano, donde tengo mis raíces. Otro equipo de jugadores ya había creado una adventure lab en Astorga este año, pero vi que había “hueco” para una más. Y quise darle el empujón feminista porque me pareció una opción no sólo muy interesante sino vital. Hay que ir visibilizando las protagonistas que la historia ha ido ocultando para retornarlas al lugar que les corresponde y re-escribir la historia en todos los géneros, sin ocultar ninguno.

¿Te ha costado encontrar puntos de referencia en la ciudad o, al contrario, has tenido que dejar otras fuera?

Me ha costado, sí. Y mira que estoy metida de lleno en estos temas. He pedido ayuda a una de las personas que más saben de esto: Mercedes G. Rojo (igual la conoces, jajaja). He dejado fuera algunos, que igual en un futuro retomo para algo más, pero sí me ha costado. En este adventure lab de Astorga en femenino he querido recoger estas cinco historias:
  • Castorina, la escultora 
  • Colasa
  • La esclava Lyda
  • Manolita López
  • La Esfinge Maragata


Algunos de los puntos que recorren la ciudad siguiendo las huellas femeninas por ella.

Pero no quería dejar fuera la historia tan fascinante y terrible de la celda de las emparedadas. Me pareció que esta historia merecía un lugar propio, así que para ella creé un virtual. Por eso tengo en Astorga el virtual de la celda de las emparedadas y el adventure lab de Astorga en femenino.Celda de las Emparedadas – https://www.geocaching.com/geocache/GC9P8HR
Astorga en femenino – https://adventurelab.page.link/WWx5

De todos los puntos escogidos ¿cuál es el que más te ha sorprendido?

Yo tengo mi favorito fuera del adventure lab en la celda de las emparedadas, por eso le he dedicado un caché sólo a ella. Pero dentro del lab me ha sorprendido, y mucho, la casa donde residió Concha Espina, con la placa que aún se puede ver en su fachada y el completo estado de abandono que tiene la misma. Siendo como es de un personaje tan relevante y tan importante. Creo que habría que darle una vuelta y hacer allí algo digno de visitar, una casa museo con el tema de la mujer dentro de la Maragatería, teniendo en cuenta toda la polémica que causó la publicación de su novela La esfinge maragata, más en tiempos recientes que en su momento, en el que resultó todo un éxito de edición, no solo en España, sino en el mundo entero.

Estas dos propuestas tuyas, llevan apenas unas semanas en funcionamiento: ¿podrías hablarnos ya de una respuesta frente a las mismas? ¿Cómo están funcionando?


El caché virtual de la Celda de las emparedadas lo publiqué el día 3 de agosto. Actualmente tiene ya 24 visitas y casi todas destacan el desconocimiento, la dureza y lo interesante de la historia. Además le han puesto ya cuatro favoritos, eso es que las personas que lo han visitado han considerado destacar la visita entre otras.

El adventure lab lo publiqué el día 4 de agosto. 14 personas han seguido ya la ruta desde entonces y 8 han puesto comentarios, habiendo obtenido una puntuación de 4’8 sobre 5, y en los comentarios suelen destacar que les ha resultado una iniciativa original y una buena propuesta, habiendo

En Astorga hay otro adventure lab, más tradicional, que te lleva a los sitios más tradicionales de la ciudad en cuanto al turismo. El mío se puede realizar a la vez que éste y eso, creo, ayuda a que lo realicen más personas y además le aporta algún punto más de interés, así como una nueva visión, en femenino, del recorrido turístico por Astorga.

¿Qué crees que pueden aportarnos propuestas como esta? ¿Son interesantes para descubrir la presencia femenina a través del tiempo en nuestras localidades o queda en algo meramente anecdótico?

Mira, yo soy una persona que estudió en la EGB. En mis libros de texto apenas había mujeres. Creo recordar, por ejemplo, que a Concha Espina la mencionaban, junto con otras, en una línea. Pero a sus compañeros de generación les dedicaban párrafos, incluso páginas completas. Y por lo que tengo entendido en la actualidad no es muy diferente. Si a nuestros y a nuestras estudiantes sólo les mostramos la mitad de los modelos a seguir, no avanzamos. Y no es porque mujeres como Concha Espina o Manuela López no tuvieran repercusión, sino porque las han ocultado. Y creo que hay que ponerlas en el sitio que ocuparon, que no fue una mención en una línea. Espero que no quede como algo anecdótico y que propuestas como estas sirvan para seguir creando playa, como te decía el otro día, arenita a arenita conseguiremos hacer playa. Todo suma. Todos y todas sumamos. O eso me gusta creer.

Tal vez sea deformación profesional pero se me está ocurriendo que podría ser una actividad muy recomendable para la población estudiantil: una actividad llena de dinamismo que les invita a indagar más sobre su entorno y organizar la información de forma adecuada para que le resulte interesante a posibles visitantes de la zona ¿tú cómo lo ves?

No se trata de cómo lo vea yo, sino cómo lo ven ellos, los estudiantes. Te puedo comentar que hay institutos que integran el geocaching entre sus actividades y que hay profesores que animan a sus alumnos a esta actividad que les da conocimiento y les anima a realizar una actividad física. Así que no es algo que estemos nosotros inventando, es algo que ya existe. En cantidad pequeña, pero existe. Y espero que vayan sumándose cada vez más profesores y profesoras a esto, porque considero que es un plus a la actividad docente con mucho que aportar, sin descontar que la parte lúdica es vital para poder tener un aprendizaje real y duradero.

Y ahora háblanos de tu propuesta sobre “Astorga en femenino” ¿qué vamos a encontrarnos si nos apuntamos a la misma? ¿Cuáles han sido tus propósitos al diseñarla?

Como he comentado más arriba, hay otro adventure lab en la ciudad. Quise diseñar una propuesta que pudiera realizarse, más o menos, en paralelo a la existente para complementarla y darle un plus. Ya he comentado las paradas que he seleccionado. Hay mujeres reales, personajes más o menos creados y también está Colasa. Así que, como ves, hay un poco de todo.

Si os animáis a hacerla os pediría que, ya que estáis, hagáis también la otra propuesta de Cuna de la Maragatería: https://adventurelab.page.link/qhAK

Así tendréis una visita más completa de la ciudad. Debido a las dimensiones de Astorga, estas dos visitas en paralelo no os llevarán más de una hora (las dos juntas) y podréis tener la visión turística tradicional y conocer, en sus lugares favoritos, a algunas de las protagonistas que más merecen no ser olvidadas.

¿Conoces otras propuestas de “geocaching” que se centren en puntos de interés en los que específicamente estén presentes las mujeres? ¿Podrías recomendarnos alguno más que conozcas en otros lugares?

Como te he comentado, el geocaching es una actividad a nivel mundial. Propuestas en términos femeninos hay unas cuantas. Te voy a destacar algunas, pero os animo a buscar por palabras clave, etc. porque están saliendo nuevas propuestas continuamente y esto se está renovando en cada momento. Así, de un vistazo rápido, puedo recomendaros estos, pero hay muchos más. Como te dije no es algo que yo haya inventado, es algo a lo que yo me he sumado:MAURIZIA LAB https://adventurelab.page.link/cZpL
Lliberada, una olotina il·lustre https://adventurelab.page.link/nooL
04MPH-Mujeres para la Historia: Indira Gandhi https://www.geocaching.com/geocache/GC6CM0QSerie de 10, la primera es ésta: 01MPH-Mujeres para la Historia: Emmeline Pankhurst https://coord.info/GC6CP41
Serie: Muchas mujeres y un hombre. Teano de Crotona https://coord.info/GC7VXAC
Serie: WIH Women in Veterinary Medicine https://coord.info/GC99RE2
Serie: 19th Amendment: Women Right to Vote, 1920 https://coord.info/GC8HQ4H
Mujeres – Huda Sha’arawi: https://www.geocaching.com/geocache/GC87QH2

Y ya para terminar, y como nos has convencido con tu propuesta para este tipo de turismo tan especial, ¿qué pasos debo seguir si a partir de ahora quiero comenzar a practicar el “geocaching”?

Lo primero es registrarse en la web de geocaching https://www.geocaching.com/ es gratuita. Así podrás ver los cachés que hay por las zonas que visites, ir registrándolos y sumando puntos. La app oficial de Geocaching a mí no es la que más me gusta, yo uso c:geo, que si tenéis ganas es muy fácil de usar. Para los labs hay que descargarse la app de Adventure Lab https://labs.geocaching.com/ y registrarse con los mismos datos que en geocaching para que se vinculen ambos registros. Y una vez dentro os irá guiando, paso a paso, por las distintas aventuras.

No hace falta nada que no tengamos todos, o casi todos: un móvil con GPS, curiosidad, ganas de aventura, y muchas ganas de divertirnos.

Te pongo los enlaces a los otros cachés que se pueden también buscar en Astorga, para que veas que hay más propuestas. Pero hay cachés en sitios muy dispares como Brazuelo, San Justo de la Vega, etc. Os animo a meteros en el mapa y curiosear.


EarthCacheLas torres de arenisca. Catedral de Astorga: https://www.geocaching.com/geocache/GC58F5D

Adventure Lab:Astorga: Cuna de la Maragatería: https://adventurelab.page.link/qhAK
Mystery Cache: Bonus Lab cache https://www.geocaching.com/geocache/GC967F0

No quiero terminar esta entrevista sin darle de nuevo las gracias a nuestra compañera Pilar por esta iniciativa que sin duda nos abre nuevos horizontes para conocer mejor una pequeña ciudad, cruce de caminos, que aún guarda muchos tesoros que mostrar a quien quiere conocerla en todo su explendor. Y en esa historia que la ha convertido en lo que es hoy, la huella de las mujeres que también lo hicieron posible, aunque aún muy invisibles, también están presentes.

Y por supuesto gracias por esta entrevista que, al menos personalmente, nos muestra una forma diferente y viva de conocer aquellos lugares por los que pasamos, con una modalidad de turismo que cada vez practican más personas.

domingo, 11 de septiembre de 2022

Amor, neurosis y vida 6: El arte de romperse un día

Entrada original: El arte de romperse un día.

“Hay una grieta en todo, así es como entra la luz.”
Leonard Cohen

Vienes a mí con una cicatriz enorme que atraviesa tu mirada. Te miro y soy consciente de que la cicatriz ha sido herida, aunque es o está siendo reparada. Me acuerdo de algo cuyo significado he aprendido recientemente: el arte kintsugi (o kintsukuroi). Este arte habla de la belleza de los objetos reparados, de arreglar las roturas con una resina e impregnarle oro en la grieta. Las roturas, así, forman parte de la historia de los objetos y los embellecen. Pienso que una herida es una rotura. Pienso en tu herida. Hay dolor en ella. Y un silencio manifiesto. Y me siento cercana a ti. Porque yo también sé lo que es romperse un día. Y tratar de sobrevivir cicatrizando a la vez que no sangras pero te dueles.

“La herida es el lugar por donde entra la luz”, lo decía el poeta Rumi. Y sé que quiero colarme en tu cicatriz y quedarme a vivir allí para siempre.

Hubo un día en que todo pareció temblar bajo tus pies. Hay sensaciones que nadie quiere recordar. Te falta el aire. El aire que tantas alegrías te ha dado, el aire que infla tus pulmones, el aire que te alimenta de oxígeno, el aire que te empuja mientras corres. Pero hay un día que ese aire no está a tu alrededor. O al menos tus pulmones no lo respiran. Y tu corazón se desborda. Y todo se te hace inmenso, inmenso, inmenso… Y tú eres cada vez más pequeño. Ése es el día en que sabes que tienes una cicatriz. Pero la cicatriz lleva tiempo abierta, y por ahí brota en vez de sangre, tu vida a borbotones. La magia de una vida que sentías tuya ha desaparecido de golpe, y ya nada es lo que era. Ya nadie es lo que era. Ni tú sabes quién eres. Creías tenerlo todo. Y en un chasquido de dedos, lo perdiste. Tus pies se tambalean. El suelo tiembla y ya no sabes ni si quieres quedarte en pie.

Un puente atraviesa un río vacío. No hay agua. Una herida cruza el cambio de año. No hay sangre. Si no hay agua parece que no hay río. Si no sangras parece que no hay herida. Pero sabes que el río estaba ahí, igual que sabes que la herida está ahí. Aunque no haya ni agua ni sangre. Un puente que recorres a diario con los ojos llenos de ese río ahora desaparecido. Buscando en la luz de una niña un hueco a la esperanza. Es lo que te ata a la tierra y a la vida. El ancla que te da estabilidad y por la que aún no ha virado tu barco hacia ningún acantilado. Y sigues sin poder respirar, sin poder respirar, sin poder respirar…

Hay heridas que parece que nunca dejan de doler. Heridas que nunca olvidas. Heridas que parece que siempre sangrarán dolor al recordarlas. Es importante recordarse que puedes sobreponerte, que puedes seguir adelante, que puedes volver a amar. Sobre esa herida es difícil construir. Pero no imposible. Parece que faltan fuerzas para pelear, para avanzar. Pero ahí están, escondidas tras los ojos marrones de una niña rubia. Esos ojos son la energía que te empuja a alcanzar lo imposible.

Un año después nuestras miradas se cruzan sobre un sofá naranja con gata. Me gusta mirarte de perfil. La herida ha cicatrizado, pero sigue ahí. Hay oro en el reguero del río. “Has de saber -te digo- que deseo abrazarte y recorrer con las yemas de mis dedos todos tus caminos”.

 
De Haragayato – Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, Enlace

Más información sobre el Kintsugi: https://es.wikipedia.org/wiki/Kintsugi

Publicado originariamente en: Caradeluna.

No te olvides de la banda sonora de estos relatos: Neurosis

TEJIENDO EN LA SOMBRA



Tejiendo y leyendo y escribiendo y viviendo y soñando y amando y… y todo lo que hago siendo todo lo que soy. Ahí estoy yo, detrás de este filandón violeta, intentando sobrevivir en una gran ciudad donde me siento hormiga, leyendo, escribiendo y recitando poesía, siendo madre, trabajadora y poeta de guardia, como decía nuestra querida Gloria.

Me llamo Pilar Escamilla Fresco y si quieres saber de mí búscame aquí: www.caradeluna.es
Pero ante todo lee poesía, lee poesía todos los días de tu vida. Y si tienes hijos, léeles poesías. Sin poesía, no hay vida.

viernes, 19 de agosto de 2022

Mencia de Mendoza

 Ya sé que no corresponde esta labor a una persona de mi posición, y mucho menos a una mujer. Por eso te pido este favor. Sé de tu discreción y no tengo ninguna duda de que llevarás a buen puerto todo lo que te encomiendo. Has de seguir mis indicaciones con rigor. Sé que por tu profesión esto no te resultará complejo.”


Dionís Clemente miraba a la marquesa con aparente calma y permanecía en un silencio meditativo. Era un hombre pequeño, que se encogía más cuando estaba ante personalidades de la categoría de la marquesa. Ella era una mujer espectacular y no dejaba a nadie indiferente. Le había hecho llamar para hablarle de un “negocio”. Sentada en un inmenso sillón de terciopelo carmesí hecho a medida, Mencía de Mendoza, marquesa de Zenete, miraba fijamente a este notario insignificante que le habían recomendado por su discreción y fidelidad, “cual perrito faldero”, le habían dicho. La marquesa llevaba unos guantes de color esmeralda con bordados de hilo de oro con los que jugaba poniéndoselos y quitándoselos de manera lenta y repetitiva. Dionís se sentía cada vez más pequeño. Había oído muchas historias sobre la marquesa, pero todas se quedaban cortas frente a lo que tenía ante sus ojos.


El cuarto donde Mencía recibió al notario Dionís Clemente no fue elegido al azar: la biblioteca. En este palacio que ella tanto amaba, tenía pocos rincones donde la intimidad estuviera garantizada. Estaban en plena negociación con el Duque de Calabria para un nuevo matrimonio y ella no iba a consentir que nada se interpusiera ante sus intereses. En su biblioteca, Mencía sabía que podía estar horas y horas sin ser molestada. Tenía escondidos entre los cientos de libros algunos de sus más preciados secretos. Otros, estaban a la vista y la horrorizaban. Pero su orgullo y su estirpe no le permitían ningún desliz.


Como ves, ésta es una de las mejores bibliotecas del país” - continuó Mencía - “en ella he crecido y en ella he pasado los mejores momentos de mi vida. Cada página de las aquí guardadas lleva un recuerdo de mí. Amo el conocimiento y soy buena defensora de las ideas de Erasmo. Éste es otro de los motivos por los que no puedo permitir que nadie conozca la verdad de esta obra que ahora te entrego.”


La marquesa ofreció al notario un paquete enorme finamente sellado con lacre. Él quiso abrirlo. Ella le detuvo. Le costaba moverse y respiraba con dificultad. Pero la mirada era clara, firme y directa. Ni por un momento se le hubiera ocurrido desobedecerla.


Hágalo en casa. Léalo de una sentada, tiene una semana para hacerlo, aunque espero que necesite menos. Después, entrégueselo al impresor Francisco Díaz Romano, sito en Extremadura. Me han informado que no pondrá pegas para publicarlo. Respete el texto íntegro. No cambie nada, ni la dedicatoria. Será nuestra forma de reconocerme autora del libro, sin serlo. Amo el estudio, como le decía, pero estas novelas de aventuras y desventuras caballerescas, con princesas, amores y desamores, me apasionan. Pocos lo saben. Piensan que entre estos libros que nos rodean, los de caballeros son sólo los heredados por mi padre el marqués, pero hay muchos más, y todos los he disfrutado en secreto. Una mujer de mi posición no debería ni acercarse a estos libros que tanto me distraen. Es indigno. Imagínese el revuelo que se formaría si alguien sospechase que yo soy aficionada a este género, y más aún que he escrito uno de estos libros que tan poco gustan en mis círculos.”


Mencía le proponía algo inaudito para él. Le entregaba un manuscrito con el texto de una novela de caballeros inmensa. La más grande de la que él había tenido conocimiento. Quería que fuese publicada con el nombre suyo, Dionís Clemente. Como notario, nadie pondría en duda su autoría. Él, que no había leído ni una de esas noveluchas en su vida y que todo a lo que se dedicaba era a trabajar y a estar con su familia el poco tiempo libre que le quedaba. Pero la oferta era muy generosa. Aparte del reconocimiento que pudiera tener del posible éxito literario de la obra de la marquesa, y del rédito que le diera la venta de los ejemplares, Mencía de Mendoza le ofrecía, en efectivo, una cantidad tan generosa de dinero que podría estar varios años sin trabajar y no pasar apuros ni él ni su familia. Aún así, pensó, no cambiaría nada en su vida. Guardaría esos ahorros para ir haciendo mejoras en su casa y para poder ofrecer a sus hijos la vida que a él tanto le costaba ganarse.


La marquesa era muy grande. Dionís Clemente se sentía muy pequeño ante ella. Tanto por su posición como por su tamaño físico. Ella le tendió la mano y él le ayudó a incorporarse. Le costaba mucho hacerlo. Con cada movimiento Mencía respiraba fuerte, ahogándose y con un dolor bajo los pesados ropajes que a Dionís no le pasaba desapercibido. Era hermosa, mucho. De eso no había ninguna duda. Pero ahora entendía las burlas y las sátiras que tanto había oído sobre su persona. La marquesa estaba enferma y día a día los kilos se la iban comiendo. Literalmente. Dionís Clemente pensó que si no fuera porque ella era quien era, hacía tiempo que la habrían desahuciado. Pero Mencía de Mendoza era una de las mujeres más poderosas del mundo conocido. Y eso la mantenía en pie.


Dionís Clemente llevó el paquete con cuidado a su oficina. En su casa no le iban a dar margen para poder hacer lo que le había encomendado la marquesa. Abrió con cuidado el lacre finamente puesto para cerrar el paquete y leyó la primera página: “La Crónica del muy alto príncipe y esforçado cavallero Valerián de Ungría”. Empezó a leerlo y sólo de detuvo para dormir unas pocas horas y recuperar fuerzas. En dos días, con sus dos noches, lo había devorado. En la primera parte se hablaba de Pasmerindo, rey de Hungría y padre de Valerián. En la segunda, que ocupaba la mayoría de las páginas del manuscrito, el protagonista era ya el propio Valerián, la princesa Flerisena, así como otros caballeros. El tema del rapto de la princesa a manos de la maga Boralda le pareció algo vulgar, pero quién era él para juzgar este texto. Si además no había leído ningún otro de este género.


Al amanecer, le hizo llegar una nota a la marquesa: “Su fiel servidor le va a dedicar, si me lo permite, una obra de caballeros que acabo de escribir sobre Valerián de Hungría. Lo voy a mandar a un editor extremeño. Es mi deseo obtener un gran éxito con esta aventura. Espero que sea de su agrado.”


Mencía leyó la nota y sonrió. Supo así que su secreto iría a la tumba con el notario y que el libro saldría adelante, con la dedicatoria a la marquesa incluida. Nadie más sabría de este vicio que ella disfrutaba con tanta pasión. “Hablarán de mí en el futuro, de una u otra manera, lo harán.”


Referencias bibliográficas


DUCE GARCÍA, Jesús (2017), Mencía de Mendoza y los libros de caballerías, Tirant, 20, pp. 25-36

GARCÍA PÉREZ, Noelia (2004), Mencía de Mendoza (1508-1554), Madrid, Ediciones del Orto.

MUÑOZ, Ferran (2001), Mencía de Mendoza y “La Viuda” de Mateo Flecha: las ensaladas de Flecha “El viejo”, su relación con la corte de Calabria y el erasmismo, Valencia, Alfons el Magnánim.



Breve reseña de la autora

Pilar Escamilla Fresco. Escritora y fotógrafa / Madrid – España.

Barcelona, 1976. Tiene sus raíces divididas entre León, Madrid, Cuenca y Barcelona. Reside en Rivas Vaciamadrid desde hace más de 20 años. Es Licenciada en Económicas y tiene estudios de postgrado en Biblioteconomía y Documentación. Actualmente trabaja como bibliotecaria.

Escribe desde que tiene conciencia de saber hacerlo. Lectora voraz, participa en movimientos como bookcrossing y geocaching.

Otras caras de ella son como narradora oral o fotógrafa amateur.

Ha coordinado varias secciones de creación literaria en revistas como Zarabanda y La Keli. Ha salido publicada en varias revistas literarias como Alhucema (Granada), Adveniens (Alcalá de Henares) y en la revista digital El Grito (editorial Celya).

Ha participado activamente en el Programa de la Red de Arte Joven de la Comunidad de Madrid. Colabora habitualmente con el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid organizando eventos poéticos. Habitualmente la puedes encontrar en conciertos, recitales y micros abiertos en Madrid donde su participación en los mismos es asidua. Sus últimas participaciones han sido en el ciclo Cálamos y Péndolas (Madrid), L`Ekole Poetique (León) y en el encuentro poético-musical "Solsticio en Turgencius" en Turienzo de los Caballeros (León).

Es colaboradora de MasticadoresFEM (https://masticadoresfem.wordpress.com/)

Tiene publicados 4 poemarios y ha participado en numerosas antologías con textos poéticos y relatos.

Web: www.caradeluna.es

*************

Relato publicado en el libro: 101 Relatos Bibliotecarios, de la Editorial Vinatea. ISBN: 978-84-123600-8-0

domingo, 10 de julio de 2022

Amor, neurosis y vida 5. Café, cigarro y piel


Tu imagen me persigue cada vez que cierro los ojos y me abrazo a mí misma en silencio. Tú sabías abrazarme y calmarme como pocas personas han sabido hacerlo. Hoy es tu cumpleaños, y ya no estás aquí para celebrarlo, pero yo sigo hablando contigo. Cierro los ojos y te llamo, y me explicas ese pasado que yo desconozco, y pones un punto de razón sobre todo aquello que me descoloca y me rompe a diario. Sé que en algún momento de tu vida te rompiste tan profundamente que nada ni nadie fue capaz de arreglarte. Siempre de pie, con un café en la mano, en la otra un cigarro encendido. Un saco de huesos y piel, me dices, dame cuarto y mitad y compartimos tu exceso con mi defecto. Y nos reímos. Te acaricio. Estás áspera y suave a la vez. ¿Cómo es posible? Porque tú estás llena de belleza que no eres capaz de ver. Me dices: «Pili, aplícate el cuento». Hablamos de dormir. Te digo que el sueño es algo que involuntariamente nos aleja de nuestros monstruos. «O nos acerca», me dices. No sé si tus pesadillas eran eso. Para mí mis pesadillas existen mientras estoy despierta. Pero tú siempre me decías que no, que las llevamos siempre dentro.

Tengo muchas imágenes de ti en mí. Tantas que no sé por dónde empezar. Tu boda y yo enseñando presumida ese anillo que por fin estrenaba. Tú embarazada, Javier corriendo por las calles de San Román y Astorga junto con mi hermana Ana. Tú enseñándome tus casettes de Pimpinela, Jeanette y Charles Aznavour. Yo cantando contigo. Las dos desafinando. Descubro un poema en una postal dentro de uno de tus libros. «¿Es tuyo?», te pregunto. «No, querida», me dices «yo no tengo ningún talento». Mientes, Bego, mientes y lo peor es que no lo sabes. Tienes millones de talentos y has dejado agujeros tan profundos en todos nosotros que no podrán taparse jamás. Pero porque no queremos taparlos. Porque todos querríamos que siguieras a nuestro lado, recorriendo las Ramblas mientras nos reímos de quienes llevan colonia de pijos o vestidos imposibles. Eres mi ángel, lo sé. Me enseñaste mucho, aunque no lo pudieras saber o quisieras creer. Me enseñaste a ser valiente. A enfrentarme a mis miedos. Me diste las ganas de vivir que a ti te faltaban. Me enseñaste a mirar la vida por todos los lados. Me enseñaste el Romance del Conde Olinos. Me enseñaste a leer poesía en las estanterías llenas de libros de historia del abuelo. Me enseñaste a buscar más allá de lo que vemos. Me enseñaste la rabia. Me enseñaste la resignación. Pero acompañada de ganas de luchar. Me enseñaste a no rendirme. Me enseñaste la lasaña y los fideos de arroz con verduras. Si soy adicta al café creo que es por ti. Me enseñaste a llorar, llorar suave, llorar callado, llorar alto, llorar a gritos, llorar de cualquier forma, pero llorar. Te dolía la vida a la vez que la amabas. Amabas respirar mientras fumabas y te lanzabas de cabeza, directa, a estrujar esos pulmones que te alejaron de todos los que te queremos y seguimos pensando en ti tantas veces que pareciera que no te has ido, pero lo hiciste, lo hiciste. Y duele saberte ausente.

Allá donde estés quiero que sepas que no te hemos olvidado, ninguno. Tu hijo es un hombre bueno, hermoso, trabajador y feliz. Ha encontrado la paz y el amor. Yo sigo con mis luchas, pero voy venciendo poco a poco a mis demonios. Me gustaría que vieras en qué me he convertido, todo lo que he conseguido y estoy consiguiendo. Me gustaría que conocieras a mi hija ahora que ya no es un bebé, la adorarías. Y te alucinaría como me alucina a mí. Te consideré siempre mi hermana mayor. Eras mi madrina, mi dulce hada madrina. En los días y las noches, protegiéndome sin saberlo, sabiéndote a mi lado y sintiéndote cerca. Que sepas que toda esa oscuridad que te tragabas no podía apagar el enorme corazón que tenías. Pero sí apagó tus pulmones. No puedo evitar pensar que hoy cumplirías 60 años y que tenemos que celebrarlo, joder, porque 60 años es una edad increíble. Pero no estás aquí para celebrarlo. En cambio aquí estoy yo, de madrugada, llorando porque quiero abrazarte una última vez. Como aquel fin de semana que me escapé a tu casa a la espalda de la Sagrada Familia para verte en ese hospital donde te consumías. Y lloraste como una niña pequeña al verme porque no me esperabas. Y te abracé pensando que quizás no volvería a hacerlo… Y no volví a hacerlo… no a ese cuerpo menudo, pequeño, frágil que siempre me miraba con más amor del que yo creía merecer. Y en eso somos tan iguales: amamos tanto a los demás que nos olvidamos de amarnos a nosotras. Pero las coincidencias entre tú y yo no se quedan ahí. La enuresis nocturna que tanto tiempo se me ocultó que tú también padeciste tantos años. El amor imposible. La culpabilidad. La fusta interna que hace que seamos culpables de cualquier desastre que ocurra. El miedo. Pero la sonrisa para los demás, el abrazo incondicional y esa inmensa facilidad de escuchar y querer, de amar a pesar de todo, gracias a todo.

Una de las últimas frases que me dijiste fue para mí una de las más importantes de mi vida: «Pilar, cariño, no hagas con la comida lo que yo he hecho con el tabaco.». Y a punto he estado de fallarte. Pero no lo haré, no lo haré. Porque allá donde estés quiero que mires con orgullo que yo de ti he aprendido lo que no llegaste a creer nunca: las ganas de vivir.

Te echo de menos. Siempre te echaré de menos. Y nunca, nunca, nunca dejaré de quererte.


Más ilustraciones sobre la depresión: depression illustrations.

Publicado originariamente en: Caradeluna.

No te olvides de la banda sonora de estos relatos: Neurosis



TEJIENDO EN LA SOMBRA


Tejiendo y leyendo y escribiendo y viviendo y soñando y amando y… y todo lo que hago siendo todo lo que soy. Ahí estoy yo, detrás de este filandón violeta, intentando sobrevivir en una gran ciudad donde me siento hormiga, leyendo, escribiendo y recitando poesía, siendo madre, trabajadora y poeta de guardia, como decía nuestra querida Gloria.

Me llamo Pilar Escamilla Fresco y si quieres saber de mí búscame aquí: www.caradeluna.es

Pero ante todo lee poesía, lee poesía todos los días de tu vida. Y si tienes hijos e hijas, léeles poesía. Sin poesía, no hay vida.

lunes, 13 de junio de 2022

Amor, neurosis y vida 4. El lobo respira libertad


Ilustración de: Shawn Coss

Muere lentamente quien pasa por la vida en la sustancia gris de la oficina al trabajo. Por eso tú no mueres lentamente, sino intensamente. Tres de la mañana. Mi sueño se apaga para ir al baño. Te descubro tecleando de manera compulsiva con la espalda algo corvada delante del ordenador. Tus ojos están rojos. Tus manos no sueltan ni el cigarro ni la cerveza. Y algo en tu mirada me dice que has vuelto a hacerlo, que has vuelto a vomitar los textos que mañana harán estremecer a todos tus lectores. Buscar tus manos mientras me pides que me siente a tu lado. Regar la noche con cerveza y aroma a tabaco barato. Besarte las orejas. Morderte el labio inferior. Abrazarte con fuerza. Sentir tu respiración en mi pecho mientras acaricias mis pezones. Robarte una canción. Escucharte cantarla. Tus hoyuelos de madrugada picarones y sonrientes. Sombras bajo los cuadros que adornan tus paredes. No quieres ni oír hablar de dibujos, bolis bic o similares. Eres Alberto, el de los libros. Te acuestas a mi lado. Me miras mientras mi respiración se corta porque la apnea quiere dejarme soñando en el inconsciente. Te asusta mi respiración, pero te has acostumbrado a ella. Sabes que antes del minuto de silencio vuelvo a coger aire. Me ahogo y lo sabes. Mi cuerpo me ahoga y me miras con pena y con cariño. No sé muy bien cuál sentimiento de esos dos es el más fuerte. Dices que me quieres con una voz dulce y pausada. Yo cierro los ojos. Quiero que me hables de tus fantasmas pero no me atrevo a preguntarte. Tiene que ser algo que tú quieras hacer. Hablar. Hablarme de las cámaras ocultas. Hablarme de las voces que ya no sé si sigues oyendo. De tu loro Charly. Tu madre llorando mientras te mira al otro lado de la puerta. Tú hibernando en una habitación que Marisa bautizó como la habitación del pánico. Abrazarte más fuerte de lo que lo haría una camisa de fuerza. Mamá y papá que te quieren mucho. Pero que no te entienden. Explota tu cabeza como una olla exprés repleta de palabras e imágenes. Lecturas por hacer. Lecturas iniciadas. Lecturas finalizadas. Erudito sólo con abrir los labios y pronunciar una palabra. Quién sabe de qué hablas. Pero hechizas a tu auditorio. Buscas a Serrat. Penélope. Con su bolso de piel marrón y sus zapatos de tacón y su vestido de domingo. ¿Me ves a mí con un bolso de piel marrón o con unos zapatos de tacón? Creo que ni tengo vestido de domingo. Penélope. Cantas con el cigarro sujeto por dos dedos largos con las uñas cuidadas. Me levanto a prepararme un café. ¿Quieres uno? Cargado, dos cucharadas de azúcar. Hazme las migas que me hacía mi abuela. Desnudar mis defensas al ritmo de Silvio. Dices que también hablo en sueños. Tú sólo roncas, a veces más, a veces menos. Depende de lo que hayas bebido antes de caer rendido. Tu voz dulce. Pilar… Pilar… ¿estás? Ese abrazo en medio de la sala. Tú en pijama. Yo a medio vestir. Ven esta noche. Quédate conmigo. Me gusta hablar contigo. Mañana madrugo, Alberto el de los libros. Yo necesito pagar mi hipoteca y trabajar. No quiero dormir, sino estar a tu lado, beberme tus palabras a sorbos de cebada con limón y dejarme mecer por el vaho de las ventanas de una terraza cerrada. Un perro en una calle sin asfaltar en un pueblo. Un pueblo lleno de borracheras y resacas de infierno. Cristales y polvos mágicos. El sueño de una inteligencia cuya imaginación desborda de imágenes los cuadernos. Recrearme en tus labios. Una pantalla desprotegida de tu imaginación a la que atacas a golpe de teclado con la mirada ida. Resistir en medio del miedo. El encierro. No entiendo nada, mamá. ¿Dónde estás, mamá? Ven a buscarme, hace frío y estoy solo. El señor de la bata blanca me mira mal. Dice que no vendrás a por mí. Sácame. Llévame de vuelta con la abuela Ciriaca. Quiero sacar a Charly de su jaula para conversar con él sobre unos textos inéditos de Wallace. Me dijo que quería que le siguiera leyendo más capítulos. Cariño, sé que necesitas descansar, pero cuánto quiero que te quedes conmigo más tiempo. Ven a sentarte a mi lado. Bésame. Abre la boca. Abre más la boca. ¿Te gustan mis besos? ¿Soy guapo? Perdóname, estoy muy borracho. Acuéstate si quieres. Pero cuánto me gustaría que te quedases conmigo charlando.


Ilustraciones arquitectónicas de de F. Babina.

Publicado originariamente en: Caradeluna.

Banda sonora de estos relatos: Neurosis


TEJIENDO EN LA SOMBRA


Tejiendo y leyendo y escribiendo y viviendo y soñando y amando y… y todo lo que hago siendo todo lo que soy. Ahí estoy yo, detrás de este filandón violeta, intentando sobrevivir en una gran ciudad donde me siento hormiga, leyendo, escribiendo y recitando poesía, siendo madre, trabajadora y poeta de guardia, como decía nuestra querida Gloria.

Me llamo Pilar Escamilla Fresco y si quieres saber de mí búscame aquí: www.caradeluna.es

Pero ante todo lee poesía, lee poesía todos los días de tu vida. Y si tienes hijos e hijas, léeles poesía. Sin poesía, no hay vida.