Sorprenderte tras mi lente.
Retratar tus sombras que ya no ríen.
Esconder mi necesidad de rozarte.
Caer en la noche para acariciar,
con la yema de mis dedos temblorosos,
melodías con aroma a rissoto de bosque
y sangre en la comisura de mis pechos.
Rozar el humo que vuelcas en mis nalgas
con los silencios de mis uñas.
Arañar en tus sábanas mi insomnio;
partirme en ti mientras grito.
Mis infiernos se abren.
Pilar Escamilla Fresco
domingo, 21 de febrero de 2016
jueves, 18 de febrero de 2016
119ª Jam Sinvergüenza de poesía
Tengo el honor de ser hoy la poeta invitada en la Jam de poesía que el gran Pepe Ramos coordina en el Vergüenza Ajena. Prometo emociones y alguna sorpresa. Y por supuesto, luego Jam: trae tus textos y compártelos con nosotros. ¡Vente!
Todos los detalles: 119ª Jam Sinvergüenza de poesía - Poeta invitada Pilar Escamilla
Todos los detalles: 119ª Jam Sinvergüenza de poesía - Poeta invitada Pilar Escamilla
domingo, 14 de febrero de 2016
Quena
Cosas que olvidé contarte: la quena es un instrumento parecido a la flauta que usan los indios de Sudamérica. Está hecho con huesos humanos. Tiene su origen en la adoración de un indio por su amante. Cuando ella murió, el indio hizo una flauta con sus huesos. Tiene un sonido más agudo, más persistente que la flauta ordinaria.Anaïs Nin
Creo que te quiero demasiado.
Una vez despojados tus huesos de ti,
crearé con ellos flautas
para que al soplarlas con mi aliento
me traigan tu sabor y tus silencios.
Dudo si mereces mis caricias.
Y hay un amargor en tu mirada
que escucha mis latidos de madrugada.
Tumbada sobre tu sombra,
desnuda y con los ojos muy abiertos
escucho tus sueños proyectarse en el techo.
Así me quedo. Queriéndote demasiado.
Y buscando la forma de olvidarte.
La flauta no me ayudaría, me temo.
Pilar Escamilla Fresco
domingo, 7 de febrero de 2016
Ella no es tu fábula
Una puerta abierta en un despiste
y cuatro cuerdas se cuelan bajo tus yemas.
Bajo las sábanas huele a vainilla.
La contemplas desde lejos.
Sus labios quieren sonreír pero están tristes.
Ella te mira desde su esquina
con ojos llorosos y con hipo.
Te sientes pobre y le devuelves,
con esfuerzo, su amago de sonrisa.
Quieres abrazarla, ella siempre se deja,
y tus alas la envuelven en silencio.
Respiráis hondo mientras los latidos de su pecho
salen desbocados y se tiran por la ventana.
Es un quinto piso.
Cuando llegan abajo son sólo eco.
Al otro lado del pasillo
se oye el mar rompiendo con tu espalda.
Se puede percibir un no-grito
al cerrar los ojos.
Entonces ella se convierte en agua,
su cuerpo se hace lluvia
con mocos y sin pestañas.
El hipo vuelve.
Se ahoga.
Y el viento brota de las rocas
que paren las montañas más altas.
Miras hacia el infinito y al final
dos águilas te miran.
Encendió el tiempo hasta ti.
Erais cabeza desnuda sin nubes.
Ella se hizo sangre sin herida.
Tú te hiciste sombra sin cuerpo.
Despertasteis juntos, aún a oscuras.
Las mariposas dormían en el jardín,
y una libélula quiso colarse
entre vuestros cuerpos en grito.
Eran caricia y lengua de aire mojado.
Eran gemidos y risas de gotas evaporadas.
Pero seguías triste como animal de piedra.
Ella callaba.
Más allá, el corazón empezó a llorar miedos.
Las manos durmieron.
Las lenguas callaron.
Cada cuerpo volvió a su hogar.
Os hicisteis polvo de nada.
Debimos estar locos al pensar
que el hombre-pájaro y la mujer-pez
fueran capaces de crear su fábula.
Fuera de sus cuentos, se mueren.
Pilar Escamilla Fresco
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