miércoles, 5 de septiembre de 2018

Paisaje con mar, cordura y cometa


No tenso la cuerda que encaja en la melodía.
Rocío Scharfhausen

En un primer plano, una guitarra del 98
con la cordura perdida entre falanges rotas.
Al fondo, un armario con corcheas y consonantes.

Hay quien traspasa la piel con la mirada.

Hubo una vez un abrazo que se fundió en el tiempo.
Hubo una vez un poeta que afinaba ukeleles.
Hubo silencios comidos por la sal del Atlántico.
Y un café al pie de versos derramados.

Un poco más al fondo, dos ojos transparentes,
las flores del otoño en su sien derramadas,
y el rocío esparcido en varios mensajes.

Hay también quien sabe llorar a tiempo.

A sus pies crece un parque de hojarasca
y las vías de un tren atraviesan sus venas,
mientras su voz incendia faldas y memorias.
Quizás su lengua le delata más que su nada.

Hay quien llega una Nochevieja. Te abraza.
Lloras.

Y ya no te deja jamás.