domingo, 20 de noviembre de 2022

Rosa Silverio en el Filandón violeta




DECLARACIÓN DE INTENCIONES

Nos reunimos, charlamos, hilamos versos y somos libres. Somos mujeres, madres, tías, abuelas, hermanas, hijas, escritoras, amantes, trabajadoras, amas de casa, luchadoras, idealistas, soñadoras…

Nuestro hilo es la palabra, el verso nuestra arma y la lengua la artillería que usamos para defendernos.

Somos violetas. Y nos reunimos a tejer palabras con nocturnidad y alevosía. Quien nos quiera escuchar, que nos siga de cerca.

Sed bienvenidas y bienvenidos a esta nueva entrega de nuestro FILANDÓN VIOLETA.

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Rosa Silverio, también llamada “el Huracán del Caribe” es una de las personas que traen aire fresco al panorama literario madrileño, y a la vez lo revolucionan. Lleva en España muchísimos años, pero no puede negar sus raíces caribeñas y el calor de esas aguas en su mirada y en sus versos.

No recuerdo exactamente cuándo conocí a Rosa Silverio. Recuerdo un viaje en coche donde pude hacerle una sesión de fotografías con sombrero. Rosa, maravillosa, sonriendo, con una vitalidad infinita aunque dentro tenga las tormentas que acogen todos los mares. En ese viaje, hace ya más de siete años, me enamoré de su poesía y de su mirada. Porque transmite, revuelve, revoluciona, emociona y enamora. Sólo hay que leerla y escucharla para tenerlo claro.

Empecemos nuestro acercamiento a la poeta de este mes con unos pequeños apuntes biográficos. Se define a sí misma como poeta, lectora empedernida y feminista. Pero es mucho más, como podréis comprobar si seguís leyendo.


© Emmanuel Bretón


Rosa Silverio (Santiago de los Caballeros, 1978)

Poeta y narradora. Reside en Madrid, España. Ha publicado los poemarios De vuelta a casa (2002), Desnuda (2005), Rosa íntima (2007), Arma Letal (2012), Matar al padre (2014), Poemas tristes para días de lluvia (2016), Mujer de lámpara encendida (2016), Invención de la locura (2017), Invenzione della follia (2018), la antología Antes de Madrid (2019) y la plaquette bilingüe Rotura del tiempo / Broken time (2012). Además, publicó el libro de relatos A los delincuentes hay que matarlos (2021), editó la antología No creo que yo esté aquí de más. Antología de poetas dominicanas 1932-1987 (2018) y coeditó En el mismo Trayecto del sol. Poesía dominicana 1894-1984 (2019) junto a Plinio Chahín. Sus cuentos y poemas aparecen en diversas antologías y han sido publicados por revistas y suplementos culturales de diversos países. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués y catalán. Ha recibido varios premios importantes, entre ellos el Primer lugar en el Concurso de Relatos de la Alianza Cibaeña, el de Vencedora Absoluta del Premio Nosside de Poesía de Italia, el Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña y el Premio Letras de Ultramar de Poesía.

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Seguro que os habéis quedado de piedra al ver el currículo que Rosa presenta, casi sin darse importancia, desde la humildad más poderosa. Os recomiendo que leáis la biografía más extensa que tiene publicada en su web.

Rosa Silverio te mira profundo cuando hablas con ella. Es imposible no oler el mar, la tierra y los sabores que ella trae bajo su piel. Aunque en esta ocasión esta entrevista ha tenido que ser en la distancia del correo electrónico, puedo escuchar su voz cálida y su acento caribeño en mi cabeza al leer cada una de sus respuestas. Seguimos avanzando en este filandón para conocer sus opiniones sobre la poesía y algunos temas que ya son recurrentes en estos artículos mensuales.

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¿Qué es para ti la poesía?

La poesía es una flecha y una piedra, es la espada con la que lucho en un mundo que la mayoría de veces se me hace injusto y es el amor con el que me prodigo a quienes quiero. La poesía es emoción y es asombro, lo que se escribe desde el hueso, fuego que no puede ser apagado, una voz que no se silencia.

La lectura de poesía es minoritaria, ¿cómo convencerías a alguien que dice que no le gusta la poesía para que se introduzca en su lectura?

Creo que no soy yo quien tiene que convencer a nadie, sino el texto, la obra. Creo que a alguien que no le gusta la poesía, sólo le pediría un minuto para que escuche un poema de Alejandra Pizarnik, por ejemplo, y si pese a ello no siente "el llamado", entonces le recomendaría que leyera otro género.

¿Cómo integras la poesía en tu día a día y en tus obligaciones personales y laborales?

La poesía forma parte vital de mi día a día. Cada cosa que me ocurre está vista bajo la lupa de la poesía y es susceptible de ser un poema. Por ejemplo, una vez se me cayó un botón de una blusa que me estaba poniendo para ir a trabajar y eso se convirtió en poema, no de manera literal, pero sí que fue el origen de un texto que está incluido en uno de mis poemarios.

¿Qué le dirías a alguien que empieza ahora en el mundo de la escritura poética?

Que lea mucho porque leer es la clave de todo. Leer te emociona, te abre puertas, te ayuda a desarrollar la sensibilidad poética, a afinar el gusto y a encontrar una voz poética propia.

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A Rosa Silverio hay que escucharla recitar poesía. El feminismo, la locura, la muerte, la tristeza, el amor, el erotismo, y en general la vida están presentes en sus textos y te hablan con una brutalidad desnuda y desbordante.

Pasemos, cómo no, a escuchar a Rosa Silverio y a verla. Sentaos y disfrutad de estas maravillas que os comparto.




















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Y para terminar, os dejo con unos poemas que ha tenido a bien compartir con todos nosotros. Espero que os animen a buscarla en los libros y a seguir leyéndola.

MUESTRA DE SU OBRA

50

Padre mío, padre mío
aquí en la cruz tu hija agoniza
mira la herida en mi costado
mira la vil corona que me han puesto
mira los clavos que me cruzan.

Padre mío, padre mío
la masa de poetas ya se aleja
solo la madre me acompaña
el viento sopla con fuerza
y todo se ha oscurecido.

Padre mío, padre mío
estoy cerca de la hora
ya el buen ladrón se ha ido
y tu hija está cansada.

Padre mío, padre mío
por qué me has abandonado.
(Matar al padre, Huerga & Fierro, 2014)


CUANDO UNA VOZ MUERE

Cuando una voz muere
otra resucita

Un grajo sobrevuela mi casa
la rata se ha escondido en la cocina
el cuchillo ha cortado el amor en dos pedazos
y el monstruo se ha comido el más apetitoso

Siempre, cuando una voz muere
otra resucita

Una bayeta, el detergente, el agua oscura del fregadero
la suciedad que se limpia, el secreto que se oculta
la violencia que enferma

En este hogar siempre ha sido invierno
los latigazos eran el alimento de mis hijos
y la barbarie mi obligado juego cotidiano

Pero yo lo he descubierto:
Cuando una voz muere
otra resucita

Así que llegó la soñada última noche
y mi mano ya deforme arrancó a la mandrágora
desterró al enemigo

Amaneció, es el gran día
el tiempo de amar, y ya lo he dicho:
Cuando un monstruo muere
una mujer resucita.
(Mujer de Lámpara encendida, Huerga & Fierro, 2016)


MÁS LOCA QUE UNA CABRA


Vivo entre cuatro paredes blancas
abrazada a mi camisa de fuerza
perdida en las inexplicables cavidades de mi mente
asida al Prozac, al Trileptal, al Seroquel
huyendo de todos los demonios del pasado
intentando crear una estética desde el caos
rehaciendo con mis manos la poesía
resucitando cada día en la palabra
Yo soy Yo fui Yo seré
Yo intento descifrar la cosmogonía del mundo
desenmascarar al dios inventado por el hombre
crear una nueva teoría de mí misma
desentenderme, desmadejarme
encontrar una filosofía
aferrarme a una teoría de la ciencia
pero mi voz es agua y se dirige río abajo
mi voz no entiende de cálculos matemáticos
ni de física cuántica, ni del big bang
ni de todo aquello que no quepa en mi poética
Mi voz sólo habita en la locura
y en la locura estoy yo y está la nada
yo desafiando los accidentes cósmicos
dudando de cualquier revelación antropológica
La humanidad no tiene explicación alguna
Yo soy el testimonio de un enigma
yo soy la sombra de la que habló Platón
y esta habitación es mi caverna
Yo en primera persona gramatical del singular
Yo la evasión, la rueda, el estallido
yo este encierro voluntario
yo seis metros bajo tierra
yo pegada al suelo con cemento de viejo zapatero
rota y desmembrada
descosida
enferma
paranóica
borderline
más loca que una cabra.

(Invención de la locura, Huerga & Fierro, 2019)

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Y con esto cerramos el filandón de hoy. No podéis negarme que ha sido electrizante. Recordad que podéis buscar sus libros en las propias editoriales y en las bibliotecas, y que, además, en vuestra librería de referencia también podéis solicitar que os los traigan. Espero que os animéis a buscarla, a leerla y a disfrutarla. Y que si alguna vez os la encontráis en algún evento o lugar, disfrutéis de su calidez humana y de su talento desbordantes.

Seguid buscándola en: Rosa Silverio www.rosasilverio.com // https://linktr.ee/soyrosasilverio

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TEJIENDO EN LA SOMBRA


Tejiendo y leyendo y escribiendo y viviendo y soñando y amando y… y todo lo que hago siendo todo lo que soy. Ahí estoy yo, detrás de este filandón violeta, intentando sobrevivir en una gran ciudad donde me siento hormiga, leyendo, escribiendo y recitando poesía, siendo madre, trabajadora y poeta de guardia, como decía nuestra querida Gloria.

Me llamo Pilar Escamilla Fresco y si quieres saber de mí búscame aquí: www.caradeluna.es

Pero ante todo lee poesía, lee poesía todos los días de tu vida.
Y si tienes hijos, léeles poesías.
Sin poesía, no hay vida.

© del retrato: Jesús Mandriñán http://www.jesusmadrinan.com/

domingo, 6 de noviembre de 2022

Los libros de Pilar

Publicación original: Los libros de Pilar

Creo que no me recuerdo sin algún cuaderno empezado, sin mis bolis de colores ni mis ganas de escribir. Creo que llevo escribiendo toda la vida. Diarios, cartas, relatos, poemas… Lo importante era vomitar lo que tenía en la cabeza y que no me dejaba seguir pensando. Demasiadas voces hablando sobre demasiados temas. Al menos, en el papel, les doy forma y las hago callar, a ratos. Puede que fuese fruto de mi yo-lectora-insaciable. Pero sea como fuera, el caso es que siempre tenía uno o varios libros leyendo (y con frecuencia, de niña, de edades recomendadas mayores que la mía) y uno o varios cuadernos empezados con distintos escritos.

Cuando sales de los diarios y escribes ficción hay algo en ti que te empuja a enseñar lo que haces, a mostrarlo, a buscar la opinión de los demás. En la escuela enseñé con mucha ilusión un relato que mi yo niña había escrito. Se lo enseñé a Doña Aurora, que así se llamaba mi profesora de Lengua y Literatura. La mujer debió pensar que nunca había visto algo tan mal escrito y con tan poca gracia que me dijo que se me daban muy bien las matemáticas, que me dedicase a esas cosas mejor. Pero soy cabezota. Y además, es que no puedo elegir. Tengo que seguir leyendo. Tengo que seguir escribiendo. Tengo que seguir respirando. Y así llevo años, y años, y años.

He tenido siempre ganas de ver publicados mis textos. En el instituto colaboré con el periódico del centro, que llamamos “8,30”, como la hora a la que empezaban las clases. También colaboré con la publicación Babar haciendo reseñas de lecturas infantiles principalmente. Y llegué a la universidad con un taco inmenso de poemillas y con muchas ganas de mostrarlos. También escribía relatos y participé en un concurso de una emisora de radio. Mi relato fue premiado con un lote de libros y la lectura del mismo a través de las ondas. Estaba emocionada.

En algún momento llegó a mis oídos la Red de Arte Joven de la Comunidad de Madrid. Organicé algunos de mis textos y los entregué. En aquella época era todo presencial y en papel, así que allí me planté, estaban cerca de Gran Vía y fui a saludarles y a entregarles una muestra de lo que hacía, que estaba escrito a máquina. Sí, a máquina. No con ordenador. Con máquina de escribir. Me trataron muy bien, me tomaron los datos y me explicaron que si encajaba me llamarían para dar algún recital de poesía joven en los locales que la Comunidad tenía adheridos. Tardaron muy poco en llamarme. Y me puse de los nervios. Tenía que dar un recital de poesía. Estuve practicando y seleccioné textos para leer en unos 50 minutos. Creo que los leí todos en menos de diez minutos. Histérica, casi sin pronunciar y metiendo el acelerador. Aún así, me volvieron a llamar. Y ya esta segunda vez me preparé mejor. Y lo hice intentando leer despacio, pronunciar las palabras, hacer las pausas. Conseguí hacerlo mejor. Pero aún así, no separaba mis ojos del papel, no miraba a nadie, y casi que mejor que nadie me mirase, porque era penoso, para qué engañarnos.

Por aquel tiempo entré en contacto con un grupo de jóvenes que estaban organizando, en residencias universitarias, un ciclo de canción de autor que se llamaría Ojalá’97. Allí conocí a mi “caballero de los ojos verdes”, mi hermano elegido. Una persona con una luz interior tremenda a la que quiero con locura. Y que nos hemos acompañado desde entonces. Agustín Alegre es músico, cantante y escribe muy bien, aunque le cueste mucho mostrar sus textos. Además, tiene unas tablas en el escenario que ya nos gustarían a los demás. Él me ayudó a prepararme el tercer recital que di con la Red de Arte Joven (bueno, y después muchos más, pero este fue el primero). Me enseñó a declamar, a mirar al público, el lenguaje corporal, a proyectar la voz, a hacer silencios y susurros, a jugar con mi voz. Menos mal. Ese recital fue un éxito brutal. Llené un auditorio, pequeño, pero auditorio. Me acompañó Agustín a la guitarra. E invité a mi prima Susi a leer unos textos conmigo en el escenario. Ése fue el principio. Y ahí conocí al que luego sería mi marido, el padre de mi hija y que actualmente es mi exmarido… pero cada cosa a su tiempo.

Estaba emocionada. También conocí a Arturo Ledrado, una persona muy inquieta y muy activa en Rivas Vaciamadrid, municipio donde yo vivía y vivo actualmente. Me propuso participar en una antología de poesía joven que llamaron “27 de 7” porque eran 27 poemas de 7 poetas. Ahí estoy yo. Mi primera publicación.


Pero de las antologías hablaré en otro artículo. Ahora, en este artículo, quería centrarme en mis publicaciones propias. Como dije arriba, en ese recital conocí a la que fue mi pareja durante muchísimos años. Con él realicé mi primera publicación propia. Se publicó en el año 2002 y se llamó “Perfil de sueños” y era un libro reversible. Por un lado estaban mis poemas. Le das la vuelta al libro, y por el otro están los suyos. De mis textos puedo decir que la mayoría son tremendamente adolescentes e inmaduros. Ahora los leo y sólo puedo sonreír con cariño y sentir algo de vergüenza. No me extraña que ninguna editorial me tuviera en cuenta. Son muchos muy malos. Pero ahí están. Diciéndole al mundo de dónde vengo. Hay poemas tristes, poemas de amor, poemas sobre el dolor, un poema al diablo… Hasta hay acrósticos escondidos. Pero como digo, nada que sea digno de ser recordado. Este libro fue autoeditado. Las ilustraciones de las cubiertas las hizo nuestra amiga Cris, cuyo nombre artístico es Egodea. Y salvo que alguien lo haya puesto a la venta de segunda mano, no lo vas a encontrar más que en alguna biblioteca (pero en muy pocas, sinceramente).

Mi segunda publicación también fue autoeditada. Se llamó “Mi sombra sombra la falda de la montaña”. Lo publiqué diez años después, en 2012. Estaba en un momento personal de metamorfosis y mi escritura estaba empezando a ser radicalmente distinta a lo que siempre había sido. Me sugirió un amigo que publicase una selección de lo que tenía escrito hasta ese momento a modo de cierre de etapa. Y así lo hice. También fue autoeditado. La ilustración de la cubierta también la hizo Egodea. Tiene bastante mejor calidad que el anterior, aún así, me siento muy alejada de sus textos y corregiría casi todos, por no decir que la mitad los tiraría a la basura. De ahí rescataré unos cuantos, emotivos, sinceros y que me siguen emocionando. Los poemas a mis abuelos, a mi madre, y los cinco poemas de amor más bonitos que he escrito (o que creo que he escrito). Al igual que el anterior, este libro ya no lo vas a encontrar en ningún lado. Quizás alguna librería de segunda mano, probablemente dedicado para alguien que ya no quiere conservarlo. Y quizás, también, en alguna biblioteca.

La tercera publicación fue en el año 2015 es ya con el sello editorial Lastura. Se tituló “(H)Ojeándote” y fue co-editado. Agustín dirigió una exitosa campaña de crowdfunding para poder financiar mi parte y para, además, y por fin, pagar a Egodea su magnífica labor como ilustradora. Y es que ella hizo no sólo el diseño de cubierta sino también las ilustraciones interiores del libro. Es éste un libro completamente distinto a los dos anteriores. Me siento más cómoda con el lenguaje que utilizo. Es un libro intimista donde podréis hojearme mientras ojeáis su interior. Además, y con la excusa de la campaña de crowdfunding, grabamos algunos videopoemas de los que estoy muy orgullosa. Puedes verlos en esta playlist: videopoemas. Este libro, como los anteriores, también está agotado en todas partes y sólo se puede encontrar en bibliotecas o en librerías de segunda mano.

Y mi última publicación individual es del año 2018. Atención, spoiler. también está agotado y sólo puede conseguirse en bibliotecas o librerías de segunda mano. El libro se llamó “Manual para borrarte de mi recuerdo” y lo publiqué con sello editorial, y, por primera vez, sin aportar ni siquiera una parte de la edición. He de agradecer al editor que apostara completamente por mí y me publicase este poemario. El texto es aún más distinto a lo anterior que he publicado. Además, incluye una serie de fotografías que he realizado yo y que van en relación directa con los textos que acompañan. La ilustración de la cubierta la realizó Rosa María Berlanga, amiga, poeta e ilustradora. Aún así, hay algunas cosas que podrían haberse mejorado, porque, por ejemplo, en el registro de la Agencia Española del ISBN el título del libro ha derivado desde el que es (“Manual para borrarte de mi recuerdo”) a “Manual para borrarte del mapa”.

A ver, que no digo yo que a quien se lo dediqué no quisiera borrarlo del mapa, pero vamos, tampoco era mi intención. Con borrarlo de mi recuerdo era más que suficiente. He intentado corregir este error de registro y parece que aún no se puede, pero queda esta anécdota como algo divertido… ¡espero! En mi canal de Youtube tengo colgada la presentación de este libro en la que participaron el músico Daniel Hare, la actriz Maricarmen González Oveja y las poetas Rosa María Berlanga y Beatriz Ruiz, todos grandes amigos míos y a quienes quiero con locura. Puedes verla en este enlace: presentación de “Manual para borrarte de mi recuerdo”.

Y hasta aquí mis publicaciones individuales, más o menos. En los siguientes artículos os hablaré de otras publicaciones en las que participo, antologías, homenajes, etc. Por ahora ya no os doy más la lata. Bueno, una última cosita: estos libros los he colgado de manera gratuita en mi web. Así que si quieres leerlos en digital, ahí los tienes, descarga libre, gratuita y legal, ya que soy yo misma quien los comparte.

TEJIENDO EN LA SOMBRA


Tejiendo y leyendo y escribiendo y viviendo y soñando y amando y… y todo lo que hago siendo todo lo que soy. Ahí estoy yo, intentando sobrevivir en una gran ciudad donde me siento hormiga, caracol o tortuga, leyendo, escribiendo y recitando poesía, siendo madre, trabajadora y poeta de guardia, como decía nuestra querida Gloria.

Me llamo Pilar Escamilla Fresco y si quieres saber de mí búscame aquí: www.caradeluna.es

Pero ante todo lee poesía, lee poesía todos los días de tu vida. Y si tienes hijos e hijas, léeles poesía. Sin poesía, no hay vida.