Háblame, al acabar el día, del silencio de las nubes,
del horizonte infinito que se abre bajo nosotros
y del deseo insatisfecho que ahoga los pensamientos.
Hay cosas que es mejor callar.
Tu voz ausente me quiere gritar
que los latidos que mi piel oculta,
que el deseo que nace de tu recuerdo,
que los sueños bañados en vértigo,
no son más que anhelos insatisfechos.
Pero cuando tu boca calla, tus ojos por ti hablan.
Me miran de reojo chispeantes y curiosos
y saben ver en mí hasta lo que yo no reconozco.
Entiende que a mí a veces me falta valor y coraje.
Peleo por ello, pero no hay garantías.
Quizás, la próxima vez, me deje llevar por el viento.
Pilar Escamilla Fresco, Diciembre 2010
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