Mi mirada parece una obra de teatro dramático en un solo acto.
Abro los ojos,
las pestañas levantan el telón de mi vida
y emergen los fantasmas como sombras
cada vez más cercanas que no me dejan dormir.
Te miro,
y el reflejo de ti que me regalan las sombras pasivas del pasado no me basta.
Lloro.
Las lágrimas brotan gota a gota donde no debieron brotar nunca.
Cierro los ojos.
Se baja el telón.
Hoy no quiero aplausos, por favor.
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