Yo necesitaba sentirme sola.
Y resulta que tengo la casa llena de gente,
los poemas llenos de silencios,
y las ganas de ti desbordadas.
No sé cómo ser esa mujer sola
entre ocho millones de personas solas,
y cambiarte por una bocacalle
que desemboque en mi espalda.
La verdad es que mis poros
respiran
muchedumbre y silencios,
y que cuando cierro mi puerta
hallo descalzos y sin ropa
los comienzos que nunca fueron.
Vuelvo a buscar mi sombra
para hacerla huir lejos,
hablo sola y no me entiendo,
y no sé si cuando me engaño,
me creo o no me creo.
Ésa es la cuestión.
Yo necesitaba sentirme sola.
Saqué de mi lado los pasos
de colores y grises atropellados.
Y ahora, mi casa, se llena.
Porque el día a día es un calabozo
de facturas, multas y neveras con eco.
Y llenar cuartos vacíos
soluciona las jaquecas y los impagos.
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