Míralo.
Parece buena gente.
Un vecino ejemplar.
Muy agradable.
Muy bien educado.
Saluda a diario.
Y a diario silencia a golpes
a la esposa y los hijos.
Míralo.
Nadie se lo esperaba.
Tan normal.
Tan como todos.
Y al cerrar la puerta
la normalidad del puño
se apodera de la conciencia.
Míralo.
Con su traje bien planchado.
Siempre puntual en el trabajo
y bien afeitado.
Con esclava magullada
que le asea la mirada.
Míralo.
Tan enamorado.
Le manda flores
y no es su aniversario.
Qué suerte tienen algunas.
Míralo.
Tan guapo.
Y hay quien se pone los cascos
para silenciar su propio llanto.
Míralo.
Míralo.
No dejes de mirarlo.
Es tu vecino.
Y sabes bien de las sombras
que tan bien maquilla.
Las oyes sollozar a diario.
Vives al lado.
Míralo.
Y sigue en silencio
... si tu conciencia te lo permite.
Pilar Escamilla Fresco
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