Tengo que rehacer mi cuerpo.
Limaré las asperezas de mis pies
y con las pieles secas haré polvo de estrellas.
Recortaré las curvas de mis muslos
para enderezar mis piernas torcidas.
Suavizaré las curvas de mis nalgas
y cortaré de raíz los pliegues de mi vientre.
Mis pechos no los toco.
Un rostro asustado será tu regalo.
Y mis cabellos desordenados también.
Sin embargo no hace falta arreglar mis tripas.
Siguen estando retorcidas,
dobladas sobre sí mismas,
siendo el laberinto donde se pierden
todos los latidos no sentidos.
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