domingo, 12 de octubre de 2014

No me hagas caso

Decía en su blog mi buen amigo Dani que las personas cambiamos nuestras células completamente cada siete años, de forma que los que fuimos entonces (hace siete años) ya no compartimos con los que ahora somos ni las células que componen nuestros órganos más vitales. Él lo decía de forma hermosa, hablando de su pareja, y por lo sorprendido que se veía de que ella le siguiese amando en sus distintos yoes, en todas sus evoluciones y transformaciones.

Yo llevo con mi marido cerca de 17 años. Esto supone dos regeneraciones completas, y acercándonos a la tercera. Se dice pronto, 17 años. Apenas era yo una universitaria y él un recién licenciado. Apenas empezaba nuestra vida a crecer y a despertar. Y nos juntamos, nos juntamos mucho, completa y plenamente.Tengo en mente que ya no soy la chica de las ojeras que desbordan sueños de la que él se enamoró. Él tampoco es el duende de pelo largo y rizado que me volvía loca. Pero el que es él ahora me sigue volviendo loca. Y él de mi yo de ahora dice seguir enamorado. Hemos cambiado. No tenemos 20 años. Somos padres. Y vamos creciendo como personas. Normalmente la gente piensa que cambiar, evolucionar significa muchas veces romper con lo que hasta ahora te valía. Y no tiene por qué ser así. Simplemente evolucionamos. Y muchas veces podemos seguir construyendo un nosotros con quienes somos ahora. Sólo hay que tener voluntad de hacerlo. Y hay que seguirse queriendo. Y sobre todo no hay que tener la mente cerrada ni limitarse a aquello que nos han metido en la cabeza desde niños. Hay millones de alternativas, tantas como personas. Y cada persona tiene que encontrar dónde construir la suya, con quién (si es que quiere compartirla) y cómo.

Mi yo del año 2014 sigue creciendo. Me sigo metiendo en millones de proyectos. No paro, soy un rabo de lagartija. Me atraen ideas, acciones, canciones, personas. Pero mi yo de ahora misma quiere compartir todo eso con el yo de mi marido. Y por un milagro de la vida, él quiere compartirlo conmigo.

Y para acabar, os pongo una maravillosa canción de Dani, parte de lo que me ha hecho reflexionar sobre todo esto.

Así que, amor mío, no me hagas caso, y quédate conmigo. Construye nuestra realidad a mi lado. Y lo más importante: hagámoslo juntos y hacia donde los dos queramos. Sea el camino que sea, al menos que sea el nuestro.

Y una nota más ampliando la noticia de la regeneración: http://fullrevista.blogspot.mx/2013/06/se-produce-la-regeneracion-del-cuerpo.html

No me hagas caso
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=oSybiDmOPwo&w=560&h=315]
NO ME HAGAS CASO

El tiempo nos va cambiando quizá ya no te encaja esta versión de mí.
Tú eres amaneceres, yo soy noches por los bares de Madrid.
Y sé que si lo hablamos ganaré una tregua, una ocasión.
Se me dan bien las palabras y a ti recordar el pasado.
Y no quiero hacerte daño.
Quizá te quiero demasiado como para dejarte ir.
O soy el niño egoísta que no quiere compartir aunque ya no juegue más, con su juguete más.
No me hagas caso y vete.
El tiempo es un villano no me deja sacar la foto y quedarme aquí.
Tú quieres tranquilidad y yo ya no sé otra forma de vivir.
Tu nunca dices nada pero siento que ya no eres tan feliz.
Quizá no soy tan buena gente cuando no está el foco sobre mí.
Y no quiero hacerte daño.
Quizá te quiero demasiado como para dejarte ir.
O soy el niño egoísta que no quiere compartir aunque ya no juegue más con su juguete más.
No me hagas caso y vete.
No no no
No me hagas caso y vete...
Noooo nooooo
Quizá te quiero demasiado como para dejarte ir.
O soy el niño egoísta que no quiere compartir, aunque haya roto ya su juguete.
No me hagas caso y vete.
No me hagas caso y vete.
No me hagas caso y vete.

Daniel Hare

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