Publicación original: Gloria Fuertes y Ana Merino, un tándem para unir generaciones
Desde el ya pasado 2020 he ido haciendo algunos aportes personales (pocos, la verdad) a los homenajes que se han ido haciendo a mujeres escritoras. Hoy os quiero hablar de poesía, y de Gloria Fuertes y Ana Merino.
Podéis leer el texto o ver el vídeo o ambas cosas.
El esfuerzo cotidiano de las mujeres
Quienes nos hemos criado en la década de los 80 tenemos una idea de quién fue Gloria Fuertes. Al menos de quién fue para nosotros cuando éramos niños. Gloria era esa mujer amable y afable que desde la televisión nos leía versos y nos hacía sonreír con rimas juguetonas que parecían sencillas pero que nadie más ha sido capaz de reproducir con dicha maestría. Todos recordamos con cariño las Tres Reinas Magas (rompiendo así, casi en secreto pero gritando, una lanza feminista a favor de quiénes llevan tantos años ocultas entre los pliegues de la historia), o los animales de “la pájara pinta”, “El camello cojito”, “La gata chundarata” y muchos más. Gloria daba voz a todos los niños que en esos años empezábamos a despertar delante de un televisor que trataba de dar algo de calidad a la programación infantil de la época.
Yo no soy capaz de hablar de Gloria sin escuchar por dentro de mi cabeza su voz ronca, comida por el tabaco y el trabajo, la vida que amaba y que tanto le costó vivir. Nació en Lavapiés, de familia muy humilde. Como muchas niñas de su época, fue educada en colegios religiosos. Recuerda su infancia como la de una “niña con zapatos rotos y algo triste porque no tenía muñecas”. Estudió taquigrafía y mecanografía, higiene y puericultura. No quería heredar los trabajos de modista y niñera de su madre. Empezó a escribir con catorce años, cuando estalló la guerra. Ella lo describe así: “A los nueve años me pilló un carro / y a los catorce me pilló la guerra; / a los quince se murió mi madre, / se fue cuando más falta me hacía…”.
Trabajó mucho, de contable, de secretaria, de redactora, y de bibliotecaria. Trabajó en los Estados Unidos con una beca Fullbright de Literatura Española, y luego dando clases de español a estudiantes extranjeros en Madrid.
Mirad qué súper foto de la biblioteca ambulante (en moto) de nuestra querida Gloria Fuertes. ¿No es maravillosa?
Ganó varios premios y nunca, nunca, dejó de escribir, de leer y recitar versos a personas de todas las edades y de transmitir su pasión por las letras a todo el que la rodeaba, pero en especial a los que ella consideraba los más importantes: los niños.
Fue revolucionaria, rebelde, y feminista cuando en España estaba prohibido hablar de feminismo. Fundó, junto con Adelaida Lasantas, un grupo poético que ofrecía recitales y lecturas y se llamaba “Versos con faldas”. Intentó vivir como quiso. Y, no sin esfuerzo ni sufrimiento, lo consiguió.
Los que sólo la recordéis por los poemas infantiles y su participación en Un globo, dos globos, tres globos, os animo a que abráis bien los ojos y la busquéis en las bibliotecas, en la sección de poesía de adultos. Porque no os dejará indiferentes.
Su autobiografía lo dice todo de ella, por ella misma:
AUTOBIOGRAFÍA
Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
A los quince se murió mi madre,
se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores,
-no digo nombres-,
gracias a eso, pude sobrellevar
mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta,
-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.
Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.
Gloria Fuertes
Ana Merino: Foto: El Cultural
Salvando las distancias del tiempo, a mí la poesía de Gloria me lleva a una mujer imprescindible en el panorama literario actual: Ana Merino. Ha sido galardonada con el premio Nadal de Novela por su obra narrativa El mapa de los afectos, así que antes de hablar de su obra poética y de por qué Gloria me lleva a ella, quería desde aquí darle la enhorabuena y desearle lo mejor. Y no es el único premio que ha recibido: el Adonais de Poesía en 1994, Fray Luis de León, Jaime Gil de Biedma….
Siendo hija de José María Merino y habiendo nacido en 1971, Ana seguro que creció escuchando y leyendo a Gloria Fuertes. Como Gloria, Ana nació en Madrid y se ha dedicado a la literatura desde el principio. Ha escrito en todos los géneros, como Gloria: novela, poesía, teatro. Nada le resulta ajeno a esta mujer incansable a la que parece que el tiempo le haya regalado la magia de poder hacerlo todo a la vez y de manera magistral. Además, y para admiración mía, es especialista en cómic y novela gráfica. Y, cómo no, también se ha metido en el mundo de la literatura infantil.
Aunque ya la tenía seleccionada y había pensando en ella hace tiempo, cuando Mercedes G. Rojo me propuso esta iniciativa tan imprescindible, me ha encantado encontrarme en el vídeo de Raquel Villanueva sobre Idea Villarino a Raquel Lanseros, poeta con la que Ana Merino ha colaborado en varias ocasiones y con la que ha publicado una recopilación de poetas en español del siglo XX titulada Poesía soy yo.
La poesía de Gloria y la de Ana son muy distintas pero ambas tienen una voz personal y única dentro del panorama literario contemporáneo y al leer a Ana una voz interior me lleva a los poemas de Gloria, pero no a los poemas infantiles, sino a aquellos que descubrí ya cuando fui a la universidad de la mano de Moncho Otero y Rafa Mora cuando les iba a ver actuar en el Café Libertad 8 de Madrid: la poesía de mujer a mujer que las dos defienden con uñas y sangre, buscando su propio lugar en la historia de la Literatura con mayúsculas.
«poetisa lleva a veces asociada la connotación de “poeta menor” Según la FUNDEU.
Debo además decir, sin temor a equivocarme, que Ana Merino está completamente de acuerdo con Gloria Fuertes en defender el término poeta ante poetisa: ya que como se dice en la Fundeu «poetisa lleva a veces asociada la connotación de “poeta menor” y también que el uso de poeta como común en cuanto al género se documenta ya en la lengua clásica». Las dos son POETAS, en mayúsculas y sin distinción de género, eso sí, sin renunciar al mismo.
De Ana Merino podría recomendar muchos libros. Casi toda su obra poética está editada por Visor y sus libros tienen en mi memoria esas portadas negras con textos limpios y blancos y una pequeña ilustración en medio. La conocí por Juegos de niños, ya que me he devorado la sección de poesía de mi biblioteca de referencia y fue para mí un descubrimiento que me dejó con la boca abierta un buen tiempo, y que me animó a buscar en otras bibliotecas, incluso a comprar, otros poemarios como Los días gemelos, Compañera de celda, Los buenos propósitos y, para mí su mejor libro Curación. De este último poemario es el poema que hoy he elegido compartir con vosotros.SI ESTÁS VIVA
Si estás viva
tendrás que acostumbrarte
al desamor
con su desapacible exuberancia;
neutralizar
cualquier indicio
de su patógena presencia
para volverte inmune
sin perder la cordura.
Ser metódica,
tragar el desafecto
con ternura
y reírte en secreto
de tu propia tristeza.
Si logras superar
este fracaso,
te harás adicta
a lo que más te duele,
al entramado hostil
de las causas perdidas
que deambulan contigo
por esa geografía
de plenitud ingrávida
que te ayuda a volar
cuando los espejismos
se mezclan con las huellas
de los rinocerontes
que lloran enjaulados.
Silencia lo que intuyes,
drena su desnudez
para que cauterice,
y nunca olvides
que el tiempo enamorado
es una medicina
que se agota,
entonces no podrás
ocultar sus secuelas.
Ana Merino
Ah, y antes de despedirme permitidme un consejo: no os olvidéis de buscar a todas estas autoras tanto en las bibliotecas como en las librerías. Buscadlas, leedlas y disfrutadlas. No os cansaréis nunca de descubrir voces nuevas y embriagadoras.
El uso de poeta como común en cuanto al género se documenta ya en la lengua clásica. Advertencia de la FUNDEU.
TEJIENDO EN LA SOMBRA
Tejiendo y leyendo y escribiendo y viviendo y soñando y amando y… y todo lo que hago siendo todo lo que soy. Ahí estoy yo, detrás de este filandón violeta, intentando sobrevivir en una gran ciudad donde me siento hormiga, leyendo, escribiendo y recitando poesía, siendo madre, trabajadora y poeta de guardia, como decía nuestra querida Gloria.
Me llamo Pilar Escamilla Fresco y si quieres saber de mí búscame aquí: www.caradeluna.es
Pero ante todo lee poesía, lee poesía todos los días de tu vida.
Y si tienes hijos, léeles poesías.
Sin poesía, no hay vida.
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