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Lo que el Dr. Estivill debería explicar (si fuera sincero), por Armando
Hace unos días explicamos cómo es el sueño de los niños y cuándo, más o menos, empiezan a dormir de noche. La información que pudisteis leer choca casi frontalmente con las teorías del Dr. Estivill, así que he querido emular un escrito que pienso que el Dr. Estivill debería hacer, para decir la verdad a todas las madres y padres:
Mi libro, “Duérmete niño“, ha sido traducido a varios idiomas y se han vendido en todo el mundo más de 20 millones de copias.
El libro va dirigido a los niños con problemas de insomnio, los que no se pueden dormir de manera patológica, pero niños con insomnio hay muy pocos, así que tuve que explicar el sueño de los niños de manera poco cierta para que 20 millones de personas con bebés completamente sanos pensaran que sus hijos realmente dormían mal (y los que lo siguen comprando).
He decidido ser sincero y explicar realmente cómo es el sueño de los niños y qué es lo que podríamos considerar normal:
• Sé que en mi libro digo que a los seis meses los niños tienen que dormir toda la noche, sin embargo no es del todo cierto. Es normal que los niños se despierten de manera frecuente durante los 2 o 3 primeros años de vida.
• Los niños amamantados suelen despertarse con mayor frecuencia que los que toman leche artificial, aunque en mi método hablo de todos los niños indistintamente. Aunque pudiera parecer algo negativo lo cierto es que supone un mayor contacto y apego incluso en la noche y tiene parte de explicación en la necesidad del bebé de sentirse seguro para dormir tranquilo y en la de asegurar el alimento realizando succión nocturna (cuando los niveles de prolactina de la madre son más elevados). Se puede decir que el bebé come de noche y realiza succión para asegurarse el alimento del día siguiente.
Como la lactancia materna proporciona succión (la succión les calma) y les proporciona alimento instantáneo, sin necesidad de esperar a la preparación de un biberón (además de que contiene sustancias favorecedoras del sueño), estos niños se duermen antes que los alimentados con leche de fórmula. En otras palabras, se despiertan más, pero se duermen antes.
De hecho, como la lactancia materna es la alimentación natural de la especie humana, si el ser alimentado de esta manera hace que los niños se despierten más, es que es lo normal.
• Es normal que un niño se despierte por la noche incluso hasta los 5 años. Para ser más concreto, el sueño casi adulto se produce alrededor de los 5-6 años.
• Un estudio observacional (filmación de los bebés durmiendo) muestra que el 44% de los bebés duerme toda la noche a los 2 meses y el 78% lo hace a los 9 meses.
Otros estudios similares indican que a los 4 meses un 50% de los bebés duerme del tirón y que a los 9 meses lo hace el 96%.
Gracias a este tipo de estudios he podido afirmar (pese a no ser del todo cierto, viendo las cifras) que los bebés de 6 meses deberían dormir toda la noche, sin embargo, leyendo detenidamente los estudios vemos que en el primer estudio consideran “dormir toda la noche” como que “el niño no salga de la cuna entre las 12 y las 5 de la madrugada” y en los otros estudios llaman a dormir del tirón el dormir seis horas seguidas.
Claro, si el niño se duerme a las 9 PM, la mayoría de los niños de hasta 9 meses estarán despiertos a las 2-3 de la mañana. Esto es algo normal, pero obviando estas apreciaciones sobre los estudios he conseguido que ustedes mis queridos papás crean que están fallando a la estadística de mi libro, que su hijo tiene un problema y que deben seguir leyendo para ofrecerle una solución.
La AEPED en su guía de lactancia materna para profesionales especifica que a los 6 meses duerme toda la noche (o sea, entre las 0 h y las 6:00 h) sólo el 16% de los bebés, aunque yo en mi libro digo que lo tiene que hacer el 100%. El 50% de ellos se despierta ocasionalmente, el 9% se despierta casi todas las noches y el 5% se despierta todas las noches.
Repito, entendiendo como noche el periodo comprendido entre las 0 y las 6 AM (esto significa que si ampliáramos el periodo a un horario comprendido entre las 21 PM y las 8 AM los resultados serían, digámoslo suavemente, escandalosos).
Tras conocer todos estos datos, mi querido lector, si aún siente la necesidad de obligar a su hijo a dormir en el horario que a usted le va bien, aunque vaya en contra de las necesidades del bebé y de sus ritmos de maduración cerebral, puede intentar mi método (que no es mío realmente, pues es del siglo pasado) que se basa en no hacer caso a las necesidades reales de su bebé para que aprenda que por la noche sus demandas no serán satisfechas.
Puede tardar unos días o semanas, es normal, pues los bebés, como los adultos, insisten en tener aquello que necesitan. En este caso, lo que solicitan es compañía y calor para sentirse seguros y un hombro, pecho o biberón que les calme lo antes posible para que poco a poco, a su ritmo, vayan aprendiendo a dominar sus necesidades nocturnas y acaben por dormir de una manera más continua.
Pasado ese tiempo su hijo sabrá que es inútil pedir algo que nunca va a llegar. No es que lo haya dejado de necesitar, es que se ha resignado.
• Mi método, si produce llanto y estrés, hace que aumente la secreción cerebral de cortisol, la hormona del estrés. Los expertos dicen que los bebés que menos estrés sufren de pequeños son los que en la edad adulta controlan y dominan mejor sus ansiedades y sus niveles de estrés. Quizás es un dato que quiera tener en cuenta.
Además el cortisol evita la conciliación del sueño, por lo que muchas veces se genera un pez que se muerde la cola.
• Es probable que tenga efectos secundarios: Muchos padres se preguntarán si mi método tiene efectos secundarios. Además de lo comentado sobre el cortisol se ha evidenciado, a corto plazo, la aparición en algunos bebés de problemas conductuales o del sueño tales como pesadillas, aparición de miedos y fobias, etc. (Milberg F, Gerold I).
Las consecuencias a largo plazo pueden ser: trastornos de ansiedad, depresiones, baja autoestima, indefensión aprendida, trastornos del apego, etc.
La misma AEPED ha dicho sobre mi método que “Las técnicas de terapia conductista de condicionamiento del sueño son difícilmente compatibles con la lactancia materna; deberían reservarse a niños con enfermedades del sueño, no estando probadas ni su eficacia, ni su repercusión psicológica a largo plazo”.
Por suerte, los problemas a largo plazo generan un problema a la hora de demostrar la causalidad, así que es muy probable que nadie me busque nunca para pedirme explicaciones.
Un saludo,
Eduard Estivill.
Bien, pues este es el escrito, documento o declaración que muchos estamos esperando del Dr. Estivill. Quién sabe, quizás algún día nos sorprenda y se sincere con todos los padres y madres a los que ha engañado. Quizás lo haga el día que decida que ya ha vendido suficientes libros, quizás no.
En unos días os traeré una nueva entrada con algunas ideas para que los niños duerman un poco mejor (o no).
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