lunes, 30 de mayo de 2022

Cristina Sanz Guerra en el Filandón violeta

Publicado originariamente en: Cristina Sanz Guerra en el Filandón violeta

DECLARACIÓN DE INTENCIONES

Nos reunimos, charlamos, hilamos versos y somos libres. Somos mujeres, madres, tías, abuelas, hermanas, hijas, escritoras, amantes, trabajadoras, amas de casa, luchadoras, idealistas, soñadoras…

Nuestro hilo es la palabra, el verso nuestra arma y la lengua la artillería que usamos para defendernos.

Somos violetas. Y nos reunimos a tejer palabras con nocturnidad y alevosía. Quien nos quiera escuchar, que nos siga de cerca.

Sed bienvenidas y bienvenidos a esta nueva entrega de nuestro FILANDÓN VIOLETA.

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Cristina Sanz Guerra es una mujer que tiene mucho que decir. Es una maravilla escucharla, con esa voz dulce y ese acento suave mezcla entre gallego y extremeño. Hay algo de magia cuando una persona enseña su obra por primera vez. En este caso, queridos y queridas, os quiero presentar a una persona que no sólo escribe bien, engancha en su narrativa y hace que la lectura sea eso de “sólo una página más” hasta llegar al final sin levantarse del asiento. Cristina, además, es una persona que escribe con intención y así lo pone de manifiesto en su primera novela.

No me llames loco, no te llamaré idiota es el título de esta novela publicada por Viento Norte Editorial. Esta editorial que casi también acaba de nacer, se define como “un proyecto que nace con la intención de dar voz a autores con mucho que decir. Nuestro objetivo es publicar novelas que os hagan disfrutar, reflexionar, viajar y emocionaros; en definitiva: sentir.” Y vaya acierto que ha tenido en este caso. Porque la novela de Cristina tiene muchísimo que decir, hace disfrutar, reflexionar, viajar y, desde luego, emociona y mucho.

Cristina Sanz
© Verónica Hernández

Nacida en Bilbao por casualidad en 1974, se crio en Galicia gracias a las decisiones que tomaron otros.
El destino, la confluencia de circunstancias del todo incontrolables, hizo que estudiara psicología.

La vida le puso delante las oportunidades que ella aprovechó para dedicar su vida profesional a la infancia; al principio de manera precaria, intentando mejorar la vida de criaturas abusadas y/o ignoradas por la sociedad en Galicia, y desde hace casi veinte años como orientadora escolar en Extremadura. Actualmente asesora en la atención educativa a alumnado sordo.

Extremadura también le puso en su camino a su mujer, con la que ha formado una familia numerosa, con un niño, una niña, dos gatas y un gato.

Esta es su primera novela publicada.

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Esta primera novela de Cristina, que esperemos que no sea la última, es una preciosa composición coral a dos voces (más o menos) en la que los dos protagonistas nos ponen, en primera persona, sus vivencias, sus emociones y sus sentimientos a modo de diario. Adrián es un hombre de mediana edad con discapacidad intelectual y Jorge es un chaval con una enfermedad mental crónica que tiene que aprender a vivir con ella. Ambos ponen de manifiesto las bondades y las carencias del sistema asistencial que tenemos. Además, y una cosa muy importante, dejan claro que la sociedad suele infantilizar e institucionalizar a los adultos en estas situaciones cuando, en muchos casos, no es necesario. No son niños, aunque muchos les llamen niños. Y lo único que necesitan nuestros dos protagonistas es orientación y apoyo. Y que les dejen ser las personas adultas que son. Cristina tiene una empatía enorme. Y además, por su trabajo, conoce muchas personas con muy distintas situaciones. Por eso sé que Cristina sabe bien lo que dice. ¡¡¡Ha debido conocer tantas experiencias!!!

Por eso os animo a meteros en esta novela, que además es muy corta y se puede leer fácilmente en dos o tres tardes. Engancha y te metes de lleno en los personajes, poniéndote en la piel de ellos, ya que al estar narrada en primera persona les oyes hablar y explicar lo que sienten. Así es más fácil para el lector meterse en la piel de los protagonistas. Y desde luego, Cristina consigue que nos metamos.

La novela está disponible en la web de la editorial y si lo pides a tu librería seguro que te la consiguen sin mucha dificultad. Además, ya está también en algunas bibliotecas de España.

Continuamos nuestro filandón con una pequeña entrevista a la autora. Espero que sus palabras despierten en vosotros la curiosidad de conocerla mejor y la necesidad de leer su novela.

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Cuéntanos tus orígenes como escritora: desde cuándo escribes, qué te motiva, qué cosas escribes (aunque no sean todas públicas), qué te gustaría hacer en el futuro en este campo.

Escribo desde que tengo uso de razón, se podría decir que he escrito siempre. Lo que han ido cambiando son, precisamente, las motivaciones. Cuando era adolescente, o muy joven, escribía principalmente poesía como forma de expresión de mis emociones y vivencias; pero enseguida comencé con la narrativa: relato y novela corta. Aquí la motivación es distinta, por una parte, se trata de divertirse, lo cierto es que me lo paso genial escribiendo, y también es una forma de darle vida a historias que nadie ha escrito pero que te encantaría leer.

Mi futuro inmediato está ligado a la novela, ahora mismo es lo que me apetece hacer y es lo que hago.

Tienes una novela recién publicada y trata, además, de un tema muy concreto. Cuéntanos qué te llevó a escribirla y qué esperas de los que la leamos.

Cada proceso creativo es diferente, en mi caso siempre empiezo definiendo los personajes principales, una vez que éstos “existen”, elaboro la historia, planteando situaciones que le dan dinamismo a la narración, circunstancias que les alejan de su “zona de confort” y les obligan a tomar decisiones. En este caso, el primer personaje que definí fue a Adrián, simplemente porque quería exactamente eso, quería un protagonista con discapacidad intelectual; la literatura de ficción tiende a lo normativo, a personajes principales con los que la generalidad de las personas se pueden identificar, o, al menos, que pueden formar parte de su entorno inmediato y conocido. Yo quería algo diferente, quería dar voz en la ficción a unas personas eternamente olvidadas. De ahí que el contrapunto a Adrián se lo diera una persona como Jorge, con características diametralmente diferentes, pero también silenciado en la literatura y en la vida real.

Respecto a lo que espero generar en los lectores, me encantaría provocar emociones durante la lectura y reflexiones después de la lectura. Eso sería maravilloso.

Eres una mujer con muchas facetas, reivindicas tus creencias y además trabajas en el ámbito educativo y en un área que no siempre es cómoda. Y eres madre de dos niños y tres gatos. ¿Cómo consigues equilibrar todas tus facetas en tu vida?

Me preguntan eso a menudo, porque además tengo aficiones que exigen tiempo y dedicación; suelo contestar, más o menos en broma, que el secreto está en dormir poco. Más en serio, creo que tengo unas buenas herramientas para el manejo del estrés y una gran capacidad de concentración, en general, pienso que rindo bien y aguanto la presión sin pagar un precio excesivamente alto. Además me conozco bien a mí misma y cuando siento que estoy al límite (a veces pasa), paro.

Quiero una anécdota de tu libro, algo que te haya pasado y quieras compartir. Por ejemplo, cómo surgió la foto de cubierta, o lo que tú creas y te apetezca compartir.

A veces tenemos aficiones en las que incluso podemos pensar que no somos malas pero que no logran encontrar una salida, en sentido de que en el fondo “no sirven para nada”. Es mi caso con la plastilina, llevo haciendo figuras de plastilina toda la vida y la verdad es que no se me da nada mal, pero nunca le he visto más utilidad que hacer regalos a personas cercanas. En este sentido, me hace mucha ilusión que la portada incluya dos figuras de plastilina realizadas por mí, y no hace falta decir que la idea de usar este material, evidentemente, fue mía.

¿Qué le dirías a alguien que empieza ahora en el mundo de la escritura?

Le diría lo mismo que a alguien que empieza a jugar al ajedrez o al baloncesto, que si le gusta, adelante; otra cosa es que esa persona pretenda llegar a profesional o simplemente que le paguen por jugar, eso es harina de otro costal. En la literatura pasa lo mismo que en muchas otras disciplinas, merece la pena hacer siempre aquello que te hace disfrutar, pero eso no significa que vayas a ganarte la vida con ello, ni siquiera que seas capaz de llegar a ser bueno. No digo que no haya que soñar con la gloria, ni siquiera que no haya que intentarlo y dejarlo como una afición sin ninguna ambición, pero hay que ser muy consciente de que se trata de una actividad en la que muchos lo intentan y muy pocos lo consiguen, hay que estar preparado para no dejarse llevar por la frustración y seguir disfrutando.

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Cristina Sanz Guerra ha conseguido su propósito. Lo afirmo yo como lectora que he sido de su novela. Me ha provocado emociones durante la lectura y me ha provocado reflexiones después de la lectura. Por ello quiero darle las gracias.
Además, si queréis acercaros un poco más a ella, os dejo un par de entrevistas donde podréis escucharla y verla. Recordad lo que os comenté al principio de su voz :
Y para terminar, os dejo una pequeña muestra de su obra. Es lo que en la novela pone en la contra, pero es suficiente, al menos lo fue en mi caso, para decir: quiero más.

Espero, Cristina, poder seguir leyéndote con los años. Y que esta novela sea sólo la primera de muchas. Ojalá tengas todo el éxito que te mereces. Y más.

MUESTRA DE SU OBRA

«Eres muy raro, Jorge», me dijo sin parar de reír. Y yo le dije: «Claro, de eso se trata. Ya te lo expliqué, no veo las cosas como los demás, no me entiendo con la gente. ¿Ser raro no te parece peligroso?». Él paró de reír y me dijo: «No, eso no, raro no es peligroso, yo también soy raro. Mamá decía “diferente”, o “especial”, pero eso es lo mismo que “raro”. Pero yo no estoy loco y tú no eres idiota, somos raros, diferentes». «Te prometo que nunca te volveré a llamar idiota», le dije yo. «Te creo», contestó.

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TEJIENDO EN LA SOMBRA

Tejiendo y leyendo y escribiendo y viviendo y soñando y amando y… y todo lo que hago siendo todo lo que soy. Ahí estoy yo, detrás de este filandón violeta, intentando sobrevivir en una gran ciudad donde me siento hormiga, leyendo, escribiendo y recitando poesía, siendo madre, trabajadora y poeta de guardia, como decía nuestra querida Gloria.

Me llamo Pilar Escamilla Fresco y si quieres saber de mí búscame aquí: www.caradeluna.es

Pero ante todo lee poesía, lee poesía todos los días de tu vida.
Y si tienes hijos e hijas, léeles poesía.
Sin poesía, no hay vida.



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