sábado, 25 de agosto de 2012

Pañuelos

Hoy el sueño ha faltado a su cita diaria.
Pienso en ti, y en cómo ponerle freno a los latidos que me roban la noche.
Camino del destierro busco en mi bolso el paquete de pañuelos que creo que puse allí ayer.
Parece que el polen empieza a molestarme aunque hoy no sea primavera ni yo haya tenido nunca alergia.
Una avispa pasa por mi lado y trato de andar más rápido.
Les tengo pánico.
El autobús me deja en medio de la autopista y cruzo rápido el puente de hierro huyendo del vértigo que me embarga.
Al llegar al otro lado, vuelvo a abrir el bolso buscando el pañuelo que no encuentro.
Reviso tus palabras mentalmente.
Las escritas. Las pronunciadas. Las calladas. Las pensadas.
Y sigue sin aparecer el paquete en mi bolso.
Si cierro los ojos tu mirada se clava en mí de nuevo.
Ni puedo ni debo juzgar.
Si lo hiciera yo sería la primera perjudicada.
Sigues doliendo.
En el Cercanías, cambio de estrategia.
Ahora busco las gafas de sol que camuflen el rojo de mis pupilas.
Disimuladamente, una viajera me ofrece un pañuelo de papel.
Gracias - le digo-. No encuentro los míos.
Esta maldita alergia me está matando.
La mujer me sonríe educadamente y se sumerge de nuevo su ebook negro.

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