miércoles, 9 de enero de 2008

Don Mario

Benedetti, ingresado por deshidratación: el escritor uruguayo permanece en un hospital de Montevideo en estado estable

Es EL POETA y no deja de sonar en mi cabeza su magnífico "No te salves", y no dejo de acordarme de aquel poema que escribí con 17 años y que titulé "Sueños de niña" y que conseguí darle en persona... Por favor, Don Mario, no nos dejes...

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino

y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Mario Benedetti



Sueños de niña

A Mario Benedetti

De pequeña, mi madre me leía cuentos
en los que una niña como yo
quería saber más, y tu buen humor
contestó a mis preguntas.
Tus versos entraron en mi vida
y sentí que con ellos mis sueños nacían.
Igual que con tus cuentos
soñaba con un mundo perfecto,
y tú me ayudaste a creerlo.
Miles de honores habrás recibido,
mas en mi corazón, poeta amigo,
tengo esta deuda contigo.
Si de algo estoy segura
es que de tu pluma brotaron
las palabras mágicas que quería oír,
y que dibujaste con versos
la llave que abre las puertas
de mi corazón.
"Gracias por el fuego",
ahora sé que mis sueños habitan
en "El país de la cola de paja"
y que un mundo lleno de experiencias
aún por conocer, me aguarda.
Gracias.
Aunque el tiempo marchite tu savia,
y el aire le falte a tus palabras,
aunque la gente que te honró,
te considere luego polvo,
en mi corazón seguirás vivo, poeta.
Seguirás vivo hasta que las lágrimas
quemen mis ojos,
y deje de latir la vida en mi pecho.
Seguirás vivo mientras yo viva,
porque si algo sé es que gracias
a tus versos, que gracias a tu pluma
mi corazón sigue en pie
a la caza de una "Tregua"
que nadie quiere, en verdad, buscar.

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